Thursday, August 31, 2006

Diario de un Desesperado XIII

Camino a Villa Alemana, por Lo Orozco, el cielo se torna azul eléctrico, motivado por los últimos rayos que ya "se van al otro barrio". El arribo a Villa Alemana al anochecer, pronostica un cielo de fiesta, en velada hacia una larga y desmedida noche, plasmada de olores fuertes, cigarrillos serios, hilarantes y risueños. Las calles del Centro reciben a sus visitantes con indiferencia y altivo orgullo. Las gentes que descienden de la locomoción intercomunal se maravillan ante la palpable idea de llegar a formar parte de la brisa vespertina, de sentirse presos de la idea de ser partículas entumecidas de un mismo universo en dispersión, una constelación que no sobrepasa las cien mil almas. Así mismo, quienes por diligencias, por recreación o simplemente de paso, reciben miradas furtivas, alegres y dolidas, de transeuntes deprimidos, armados, y sin embargo, vivos.
No es extraño que las flechas de una mirada se queden en una micro que se aleja hacia el interior, en busca de aromas nuevos, pero dejando a su progenitor intacto, junto a linea, sorbiendo un vino de luca, despreocupado de su propio "interior".

Volviendo a quienes se desparraman por esta ciudad, es preciso decir que sus decisiones nocturnas son necesariamente dos: Hacia la linea o hacia el cerro. No es el centro su atracción, las leyes de la física fallan, revindicando la periferia, hermosa dama vestida con harapos sucios, pero que mira en forma tierna, te ofrece un cigarro y da media vuelta. Por eso nunca se escupe al suelo en los sitios baldíos, en las laderas, en las posas, los espinos, o los cerros. Villa Alemana acepta un vaso de vino vertido con elocuencia, sin querer, con descuido o sin indiferencia.
Una cuadra, alejándose de su principal arteria, es distancia suficiente para transformar el destello de un carey amarillo, de bordes rojos, por una iglesia de piedra mosca, erigida por mil muertos, con un terreno abandonado por los vivos, pero recorridos dia y noche por espectros asistentes e insistentes. Luego continúa una pendiente, que será luego caída, luego pendiente,... los habitantes de los esteros, en su rumor a la hora de "onces", se hacen presentes al avecinarse la noche, cantan grillos y ranas al compáz de molinos de viento, estáticos pero siempre vivos, rechinando a casuales soplos de brisa, su agonía escurridiza. Se agitan los álamos, se damnifican los zancudos, los volantines cambian de dueño, sin por ellos estar tristes, pues el llanto les empapa y ya no vuelan.

Todo esto puede verse, aún sin haber tocado tierra, serpenteando por Lo Orozco, dudando entre tres comunas, tres novias, tres amigas.

Mientras las pienso, miro a la chica que viene a mi lado, está dormida, quizás de cumpleaños, viajando un veinticuatro de Diciembre en la tarde, su celular no suena, nadie la llama. Es típico que al acercarse a la ciudad destino, todos los celulares del bus suenan. "Voy llegando...", "Voy aquí en...", "Ya estamos cerquita...", "En unos quince minutos yo creo..." Su teléfono no suena, está mudo, tal vez no va a pasar la pascua con su novio en una de las tres. Sigue dormida, ensayo una frase, algo que decir, "las vueltas no dejan dormir".

Tal vez hay algo de bueno en dejar estas situaciones a medias, como los libros, quizás hay libros que no debieran leerse, esos siempre hay que dejarlos a medias, o tirarlos por la ventana, en actitud de terrorista, para que alguien lo pise, lo levante, lo abra, y finalmente no lo lea, sin saber nunca que no había que leerlo. Puede ser que, precisamente por esto, no sea necesario ser terrorista y atentar contra la mala literatura, a fin de cuentas, el "no-lector"es estéril, no representa una parte de la suma de eso que llaman "opinión pública". Sin embargo, su impostura es tentativa, latente, y puede devenir en un transeunte caminando por la calle, tropezando con un horrendo libro, y finalmente alabándole. Debe aclararse que esta proporción es la mínima –a mi parecer-, y que ocuparse de atentar contra la mala literatura es una actividad innecesaria, ¿por qué? Pues precisamente porque el no-lector esteril hace el trabajo en la mayoría de los casos, y cuando no pasa esto, ocurre que la minoría pasa a formar parte de la mayoría enemiga de la literatura, en otras palabras, la "opinión pública".

Me acordé de un diálogo de Hemingway, "No me haga usted pensar, soy un general sovietique, no intente hacerme usted pensar, tengo prohibido pensar, ¿me ha oido?".

Lo excéntrico nunca ha ido de la mano con lo masivo, y nunca irá con lo masivo. Y lo excéntrico, a fin de cuentas, es el dominio a la perfección de eso que Hernan Rivera Letelier le escuché llamar "la fría técnica". El dominio de la técnica, la capacidad de hacer florecer algo nuevo, extraño, desconocido, inédito, es algo que necesita, para ser aprehendido, "hacer pensar" al lector; y el lector fácil, acostumbrado a la novela fácil, sincrónica, circular, con trazos ya recorridos, diciendo lo ya dicho, "odia pensar".

Hagamos aquí un pequeño homenaje a los no-lectores, a los no-escritores. En ellos se simplifica esta hermosa frase de Jean de la Bruyére: "La gloria o el mérito de ciertos hombres consiste en escribir bien; el de otros consiste en no escribir".

Al bajarme del bus, ya no pienso en lo no-hecho, porque por un lado, ya es pasado, la mina debe estar en su casa con el pololo o sus padres, o quizás, haciendo una entrega de 50 gramos de thc, nunca se sabe. Lentamente voy comenzando a pensar que la chica del bus pudo haber sido una buena amiga, camarada, compañera de algo.
Lo único que porto es una mochila pequeña, en su interior la Antología esencial de Juan Emar, La Revista Ñ de enero del 2006, un block de notas, y dos lápices. Hago parar una micro, me lleva al centro (¿de donde?), esta vez de Villa Alemana. Me dirijo a un pequeño bar, ahí me espera una cerveza y un vaso, y si tengo suerte un cenicero.

Tuesday, August 29, 2006

Diario de un Desesperado XII

Hace alrededor de dos meses atrás, yendo en micro hacia el centro, tuve la impresión de ver en la portada de una revista en un kiosko, nada más y nada menos que a Enrique Vila-matas. En el centro me esperaba una amiga que no veía de hace aproximadamente cinco años. Quedamos en ir a visitar la nueva cineteca que se encuentra a los pies de la Moneda. Al salir decidimos ir a tomar una cerveza a una cantina muy conocida en Mapocho. Mientras nos bebíamos la segunda cerveza le comenté sobre el asunto de la portada de la revista, ella me miró con ojos un poco misteriosos, me indicó su mejilla, luego se inclinó sobre mí y me dijo “no te muevas”. Hice caso, me sentía un poco avergonzado, sentía que nos miraban. Nuevamente ella volvió a su posición, y así como si nada ocurriere me dijo que podríamos recorrer el centro en busca de la revista. Asentí, acabamos nuestros vasos y salimos. Lo cierto es que en todo el cuadrante llamado centro no pudimos encontrar la revista, mi amiga reía ante mi estúpida impotencia, avanzabamos diez pasos y atacábamos con miradas todos los perfíles de lo horribles kioskos del centro. Al llegar a la esquina de H con C me pareció verlo, nos acercámos. Lentamente lo que me pareció ver en un principio, se fue transformando en “otro” totalmente distinto, o quizás parecido (de aspecto). Frente a frente mío me encontré en la portada de la misma revista a Vitold Gombrowicz. Esto es un malentendido que no alcanzo a entender, pero que goza por otra parte, de una extrema y extraña similitud y belleza.
Compré la revista, Gisselle aprovechó de comentarme que había leído algo de Gombrowicz, me detuve y le intorrogué. “Leí Pornografía, un ensayo que llevó a cabo en su juventud, basado en la famosa frase del matemático alemán Ernst Mach, “todo lo que hice no ha servido para nada”. Gombrowicz -me dice Gisselle- sobreutiliza la frase de Mach, quién se refería a la imposibilidad práctica de la matemática que desarrolló toda su vida, y que en sí misma le embelleció y le deslumbró por sus soluciones inútiles. Así, Gombrowicz deja entredicho por una lado la inutilidad de la Matemática y su similitud (casi hermandad) con la Literatura”.Se hizo un “silencio”, estábamos en el centro. Intenté asociar la Literatura a un número, a un entero, una fracción (1,1,1/1).
“Tengo el ensayo en casa, la próxima vez que nos veamos, te lo traigo, pero prometeme no obligarme a andar corriendo por el centro” me dijo Gisselle, envuelta en una nube de humo, dándole un tono gris a sus hermosos ojos azúles. ¿Sabes lo que es causar un efecto? Me preguntó inesperadamente, provocándome un ligero temblor en los párpados. Traté como siempre de poder deducir de alguna manera la súbita pregunta que me hacía. Miré alrededor, nada me sugería relación con la pregunta, volví la vista y nuevamente ella se inclinaba hacia mí, como intentando sacarme la respuesta de los ojos. “Creo que...”-dudaba un poco-, “... es cuando hacemos algo que alterará el ambiente, o el curso de la vida, o de las cosas” concluí tímida y torpemente como de costumbre. “Fíjate en unas notas explicativas que hay en un libro de obras completas de E.A. Poe, específicamente las notas que anteceden a su célebre poema “El Cuervo” dijo finalmente.Tomé nota de esto mientras la veía desaparecer por las escaleras del metro Santa Lucía, extraordinariamente niña, pero dotada de aire de misterio mezclado con esa categoría tan escasa -en estos días- de “lectora empedernida”.
Hago referencia a este episodio porque hoy mismo, me dirigía a un kiosko por cigarrilos y he encontrado la revista con la portada de Vila-matas. El señor del kiosko, muy amablemente me dijo que quedaban algunos ejemplares que no se vendían, y que “no faltaba” quien se interesara por ellos. La revista era de Enero y estaba un poco amarillenta. Me la dejó a mitad de precio. Tomé el transantiago y durante todo el trayecto me sumergí en una interesante entrevista que le hicieron en Argentina. Transcribo un pedazo que creo tiene por casualidad relación con la pregunta que me hizo Gisselle y el libro de Poe que me sugirió:
Entrevistador: En Bartleby habla de una “moral de la forma”. ¿Qué sería lo moralmente “incorrecto” en la escritura?
E. Vila-matas: Pienso que toda obra está fundada sobre la nada, que un texto para tener validez debe abrir nuevos caminos, debe tratar de decir lo que aún no se ha dicho. En una descripción bien hecha, aunque sea obsena, hay algo moral: la voluntad de decir la verdad. Yo creo que cuando se usa el lenguaje simplemente para obtener un efecto, para no ir más allá de lo que nos está permitido, se incurre paradógicamente en un acto inmoral. Hay una búsqueda ética en la lucha por crear nuevas formas.
Leí las notas que adjuntó E. A. Poe a su poema El Cuervo. Lo que deja bien claro Poe es que no fue un acto divíno el que le llevó a componer el poema, y que a diferencia de ciertos escritores recelosos de sus sistemas creativos, es un proceso que perfectamente se le pueden atribuír como inherentes, conceptos como la lógica o la coherencia de un sistema. Y que este sistema puede ser descrito paso a paso y con una precisión “matemática”. Además agrega –lo que me parece significativo- es que el escritor siempre debe tener en cuenta el desenlace de su historia si quiere causar determinado efecto. Por lo tanto, siempre habrán preconcepciones en la mente de quien escribe, “antes de atacar el papel”.
Hoy pretendo hacer una trabazón entre la Causalidad, las Matemáticas, y la Nada.

Saturday, August 26, 2006

My own business

Amigo, hermano, haz el favor de ir a buscarme a esa fiesta. Pues yo ya cuento 20 años, y mi corazón apenas soporta la incomprensión y la alegría; y creo, que me sería muy difícil reconocerme con estos ojos fríos e inertes, entre el inmenso gentío que asiste a mi muerte.

Hola tú

Hola tú que pasas por aquí. Ven y sientate, bebe un trago. Compartamos vino y cerveza. Nacionalidad, sexo, tendencias políticas, sociales y sexuales son accesorios que se asimilan en el momento en que se cruzan miradas, sonrisas y “olas”. Todo el día esperé escucharte, interrumpiendome yo mismo y aspetando vuestras palabras, vuestras letras, impregnadas del deseo universal de nuestro tiempo.
Todavía amigo(a) mío(a) no me he cruzado con nadie que no quiera la paz.

Tuesday, August 22, 2006

Diario de un Desesperado XI

Cuando llegué a casa a eso de las seis de la tarde, no pude evitar fijarme en cuatro cuartillas perfectamente alineadas en la mesa del teléfono. Las hojas se veían un poco ajadas, la letra se veía frágil, insegura. Al acercarme...”Mantenía siempre la Literatura a distancia, desconfiando del ensueño de las letras. El lenguaje como herramienta de expresión literaria, y con él, las letras, era insuficiente, y por lo tanto (según él) traicionero. De aquí, en forma ligeramente paraoica, “F”, extendía sus conclusiones al campo filosófico y político. Sus amigos se reían...”
En resúmen, el atormentado protagonista, F., había diseñado un par de lentes que le evitaran ver letras, en su casa no había absolutamente nada que pudiera leerse. No tenía televisión. Del borde de su cama colgaba un antiquísimo radio-transistor. Su vida era la vida de un hermitaño. A tal punto había llegado su aborrecimiento por las letras, que trabajaba en un sistema de in-enseñanza, es decir, construía un método para “dejar de leer”, o mejor dicho, “olvidar cómo leer”.Subí a leer el cuento nuevamente a mi habitación. Lo repasé muchas veces, intentado imaginarme el método “olvidar cómo leer”. El cuento además, estaba salpicado de algunas frases conocidas, entre ellas Juan Rulfo, “Sí, fui a la escuela y me deprimí, y desde entonces vivo deprimido”. U otra cuyo autor no recuerdo, “Estaba teniendo una hermosa educación, hasta que el colegio me la interrumpió” No creo que el autor de este cuento califique como enemigo de la Literatura, aunque a simple vista lo pareciera. El motivo me parece simple. La descalifica por considerarla insuficiente, exigua, carente de su esencia y por lo tanto alienada. La metáfora sobre la imposibilidad de la Literatura refleja la búsqueda por parte de “F” del método certero para expresar lo interior del ser. “Si me grito hacia adentro con fuerza, el eco inundará -como una onda en el agua- la triste página en blanco”.
He ido a revisar en internet, el texto es de Danilo Ostolaza, escritor Uruguayo fugaz. Inesperadamente encontré un artículo al respecto, de Eduardo Galeano, quien se refiere precisamente a la idea del cuento de esta forma: Ostolaza no ha huído en forma despavorida de la Literatura, lo que nos propone es replantearnos la forma de crearla. Es una opción hermosa y radical, expuesta de modo simple en algunos escritores que él precisamente cita en su cuento. La Literatura en si misma no es dañina, son los cimentos basales quienes la han maleado: “No culpeis a los escritores, no culpeis a los poetas, ellos han llegado a bordear lo imposible, para hacer a los hombres más justos, más libres, más certeros, más ciertos” dice Ostolaza, obsesionado con el lenguaje y las letras.
Esto me ha hecho pensar en el Ostracismo legendario de Juan Rulfo, o el de Nicanor Parra. Interesante marco teórico entrega Ostolaza para así poder comprender a estos dos grandes de la Literatura. De este modo Rulfo casi no hablaba quizás porque entendía que estaba cometiendo un “grave error”. Y la restricción casi al mínimo de sus palabras se ve claramente también en su Pedro Paramo.
N. Parra encarna en este sentido al poeta que le parece imposible negarse en el habla, pero que lo reemplaza por un abrazo constante y consciente hacia las declaraciones “incoherentes” a que se entrega. A Parra no le importa si lo entienden o no, porque en definitiva, lo entiendan o no, él sabe perfectamente que “ni él mismo se entiende”. De este modo se comprueba su lucidéz, su elevación por sobre cualquier crítica, no importa cuan aguda o incisiva resulte, al final todo es incoherencia.
En A propósito de la escopeta, N. Parra dice:
Y PORFAVOR destruye este papel
la poesía te sigue los pasos
a mí también
a todos nosotros
Un par de horas llevo metido en este asunto del método “olvidar cómo leer”. He salido a comprar cigarrillos, creo que lo hice intencionalmente a ver si encontraba otro cuento, una nota, un verso. He despertado a las cinco de la mañana, me llega el sonido de las primeras micros. Aún esta muy oscuro. Enciendo la luz, me parece sentir al gato. Lleva ya cinco días sin llegar a casa. Todos se han ido, sin que ello constituya para mí un inconveniente, aunque la sola mención en estas notas me supone algo que, como miles de cosas más, no sé muy bien que es.

Saturday, August 19, 2006

Diario de un Desesperado X

No voy a seguir pensando en escribir. Lo mejor quizás, es dejar de lado esta obsesión por unos días, y buscar en la gente, en mis amigos, un respiro social. El problema es que andan todos de viaje.
-o-
No me molesta estar solo en casa, me gusta sentir como pasan las horas de la tarde, o dormitar entre las once y las doce del día, o ducharme con la puerta abierta, conversando con el gato.
-o-
He revisado en la tarde el correo electrónico. Estoy suscrito a una página de cuentos y me ha llegado uno bastante extraño, el cuento de la semana. Aquí algunas muestras: “Cierta mañana de Agosto... mientras revisaba la correspondencia en su despacho... Se oyeron pasos... Tomó el abrecartas de plata... Corriendo en actitud altanera, pero desesperada...” ¿qué siginifica esto? El cuento tiene más puntos suspensivos que artículos definidos, y aparentemente las frases están conectadas, pero conectadas tentativamente, no se puede decir que no tenga sentido. Se titula “La Gota que...” ¿rebalsó el vaso? Un poco más abajo del desenlace aparece una crítica inquietante, “El cuento pretende de un modo ambicioso intentar subvertir el orden narrativo...” y así no más queda plantada la crítica, con el mismo sistema de los puntitos. Me acerco a la chica que atiende el “Cyber”, necesito dar una impresión porfavor, es decir, necesito imprimir algo. Salgo con el cuento a la calle (a venderla), y voy con la expresa idea de leerlo y releerlo en la casa, esperando de algún modo que me haga compañía durante la tarde. “No importa que estés al borde de la incoherencia y la parálisis literaria...” leo, al mirarlo a contraluz, buscando un sello para comprobar su veracidad. Si alguien me detuviera en la calle y me preguntara a quien pertenece ese cuento, lo más probable es que le diga que es mío, y así es. Lo escribí hace dos noches, a duras penas, intentando huír de mí mismo, o algo así. Un papelero lleno de bosquejos del mismo cuento - ensayado cincuenta veces, con una variación insignificante, no de palabras, de puntos suspensivos – me espera en casa. Ahora que lo pienso, al dormirme aquella noche, medio despierto, medio en vela, pude escuchar sonidos de la cocina, quizás un cuchillo untandose en la miel, una amiga tostandose pan, encendiendo la televisión, dibujando una estrella sin puntas, de papel, o quizás escuché a un amigo escribiendo sin parar de maldecir, destruyendo textos "... maldecir... maldecir... maldecir...” aquí al lado, en la habitación contigua, detrás de mi almohada, diciendome a la cara: Tú eres Nada.
Lo que no alcanzo a comprender es cómo llegó a mi correo electrónico. Puede ser que mientras yo dormía vino otra amiga, se sentó a mi lado, leyó el cuento, cogió una copia arrugada, me dejó cigarros, un poema en latin y se fue. ¿Cómo m***** voy a leer un poema en Latin? Ni siquiera sé quien ha sido, ni menos sé leer en Latin ¿qué es el Latin? Un idioma antiguo, ya, ya, pero ¿cómo leo el poema? Que crueldad esta de dejarme así. Enciendo uno de los cigarros y trato de descifrar quien ha sido. Busco desesperadamente un diccionario en el ropero, me encuentro con un “sopena”, tan flaquito que me da pena. Abro un cajón, intento retrasar el ataque, una pastilla. Bajo la escalera y encuentro otra nota, la traducción, suspiro, miro el techo de la casa. “Salvación” Adjunto el extracto:
Ahora
la muchacha halla la máscara del infinito
y rompe el muro de la poesía
Alejandra Pizarnik

Friday, August 18, 2006

Diario de un Desesperado IX

Hoy la falta de creatividad se ha vuelto a presentar en mi mente. Sigo constituído y atrapado - como se me acusó hace algunas semanas – dentro de citas literarias, biografías ciertas, falsas, invenciones referenciales, fugaces textos que involuntariamente me niego a retirar. Estar así me hace dudar sobre el supuesto orígen de lo que escribiría sí pudiera escribir. ¿Serán las influencias tan nocivas como de algún modo lo creía Wilde con respecto a la creación artística? Wilde, de forma acérrima atribuía una influencia negativa a los clásicos, fueren estos Pintura, Literatura, Drama, etc., debido a que hacían mantener al artista y “su arte”, imantado, imposibilitado por esta fuerza, a crear algo nuevo, singular. Siento algo que pide paso, a ratos son tambores africanos, danzas alucinógenas, otras veces sólo sóplos, y la mayor parte del tiempo es la angustia por la Nada. En Bartleby y compañía E. Vila-Matas cita a Riveyro en La Tentación del fracaso, quien dice: “Guardamos todos un libro, tal ves un gran libro, pero que en el tumulto de nuestra vida interior rara vez emerge o lo hace tan rápidamente que no tenemos tiempo de arponearlo” Esto da mucho, muchísimo que pensar. En Literatura creo que los escritores nos enseñan a ser lectores, de modo explícito o implícito, dado que en la escritura misma se produce una dualidad Pedagógica y Literaria, que resulta ser la mejor y más hermosa forma de aprender. Acojo sus letras como entretenimiento básicamente, un entretenimiento que en sí mismo ya es mucho, y que me invita a la reflexión y al sentimiento, de manera libre o de acuerdo al grado de aceptación del lector por una u otra. Sonrío ante las verdades falsas o las mentiras certeras. Sufro ante la similitud de mi vida ficticia y de la ficción auténtica y perfecta, intentando salvar distancias imposibles, quedando a medio camino con algo de aquí, pero siempre prefiriendo lo de “más allá”. La visión Pedagógica resulta ser la más difícil de aprehender. Intento aferrarme de algún modo a las herramientas, aún sin saber cómo usarlas, con la técnica, que está ahí, para todos. Largas horas se puede estar ante la perspectiva negra de que “nada sale”, sorbiendo café tras café, cigarrillo tras cigarrillo, acechando con el arpón, dispuesto a cazar el libro, el gran libro.En el vaivén de la noche presto oídos a la avenida, un perro lejos, ahora otro cerca. Sigo mezclando frases, un pequeño fragmento. Nada sale, se me antoja otra noche de agrafía, lectura imprecisa, silencios sepulcrales, ideas mal paridas, otro café, esta vez frío y enmudecido. Sigo tomando apuntes mentales que van directos a esta página en blanco. Ya no me extraña que esto no tenga sentido, de algún modo el ejercicio mental puede ser la génesis de una historia, o el nicho de otra idea no-nacida. Nuevamente Wilde me viene a la mente, “No hacer absolutamente nada, que es la cosa más difícil del mundo, la más difícil y la más intelectual” Supongo que esta frase viene como anillo al dedo para los desesperados como yo.
-o-
Ayer me dormí tarde, he encontrado notas incomprensibles en mi libreta. Quizás -pienso- vino nuevamente una amiga, me dejó un recado, “no se entiende”. ¿De qué me sirve un recado incmprensible?. Tal ves estaba apurada, ha tenido mala suerte. Venir tarde y encontrarme durmiendo, escribir desesperadamente: “nadie te entiende”. La verdad, difiero completamente, “nadie me entiende” escribo. Bajo la escalera en busca de desayuno, no quiero ni saber del frasco de miel, trastabillo en el último peldaño, “no me entiendo”. Al llegar a la cocina he encontrado otra nota, “Durante mucho tiempo, me acosté por escrito” George Perec. No se porqué me asomo casi maquinalmente al living, esperando encontrarme – quien sabe – con el frasco de miel.

Thursday, August 17, 2006

Diario de un Desesperado VIII

Estoy aunando fuerzas con mis otros “yoes” para desaparecer de un momento a otro de estas páginas en blanco. Me asalta un pequeño problema: Todavía no nos encontramos para ponernos de acuerdo. Yo nunca tuve en mente ponerle así a este diario, es más, me desagrada la palabra desesperación. Aparte que los capítulos con números romanos me hacen recordar aburridos dossiers de Ciencia Social que tenía que mamarme a la fuerza y que sinceramente aborrecía (no todos). A mí me habría gustado un título para cada capítulo, cosas así como El arte de no-escribir o Tosiendo Literatura, cosas de ese estílo. No tengo la intención de corregirlo, porque me da miedo hacer entrar en conflicto mis “yoes”. Lo que sí podría intentar, es re-escribir a mí pinta los folios, mientras no sea algún cambio “afuera”, no creo que ofenda a mis compañeros, que dicho sea de paso, no sé ni cuantos son.Me parece que uno de nosotros, o casi todos, está (n) tratando de sugerirle a sus lectores invisibles, no digo inexistentes para que no se sienta algún “yo”, una suerte Literatura-Confeti, colgandose o apoyandose como un alpinista, de cualquier roca, piedra o piedrita, situación que mi mí “yo” personalmente me desagrada. Lo único que me ha gustado es la ficción con los personajes, pero todavía muy simplones, con poca gracia, con poco ficticio. Cualquiera sea el “yo” que se está empecinando en esto, creo que le hace falta todavía mucha lectura, y no es que yo crea que sea eso un requisito, lo que sí creo es que si pretende (n) ir por estos caminos, dicho sea de paso, transitados y pavimentados hace ya un buen tiempo, el “requisito” fundamental es leer desesperadamente. Lo sé, lo sé, odio esa palabra, pero para que me entienda (n) mejor. Yo optaría por darle más fuerza a la ficción, al máximo. No todo, todo, porque la Literatura siempre va a ser autobiográfica, y en el caso nuestro, o mío, o de mis “yoes”, las historias, si consigo (eguimos) escribir una, va a estar salpicada de autobiografía, conocida y no conocida. Digo acento en la ficción para hacerla más singular, personajes que no existan y que no tengan, en ningún sentido, relación con la realidad.
-o-
Hoy me levanté temprano. El día está soleado, relativamente común ha sido ver días así este invierno. Pasé por la cocina y encontré sobre la mesa un frasco de miel (extraño). Hace ya dos meses que estoy solo, mis amigos y compañeros de departamento se han ido al Sur. La noche anterior tuve una conversación con Juan. En pocas palabras me contó que andaban empapados, ebrios y sin rumbo fijo. Luego de un silenco que se hizo en la comunicación, agregó: “No me molesta ir sin rumbo y ebrio, lo malo es andar mojado. Gracias a la personalidad de Andrea hemos conseguido un albergue, agua caliente y sopa. Además, ella es la única que conserva cierta lucidéz y sentido común” Se escuchan risas. Colgué y me quedé pensando en salir a comprar algo para el desayuno. Eran las siete de tarde (noche), he comprado pan, queso y unos alfajores. Ahora, mientras cruzo por la cocina con un poco de ropa sucia, en dirección a la lavadora, me encuentro con este frasco de miel, descansa en una bolsa, entre el pan, los alfajores y el queso. Tal ves una buena amiga ha venido anoche, a dejarme este regalo, no me ha querido despertar. Entre sueños he sentido unas palabras cariñosas, una puerta que se cierra, silenciosa como un parpado cansado. O, he ido al supermercado, la cajera me ha mirado raro. Ha esperado que vuelva la vista, al momento de pagar y ¡ju! Me ha incluído el dulce producto. Poco probable, prefiero pensar que... ya no quiero pensar.
-o-
Ayer salí de casa preso de una extraña agitación, provocada por unas ganas irresistibles de comer miel. Estuve a punto de no comprarla, no porque se me hubiera desvanecido este capricho, sino por la forma en que me miró la cajera cuando le dije que no donaba los dos pesos. Llevo como un mes acumulando “pesos” aquí en casa, desde que me enteré por fuentes cercanas al S.I.I. sobre lo que hacen nuestros “queridos empresarios” con el famoso peso. Me aburrí de hacerme el amable, explicando porque no lo dono, ahora dije simplemente: NO. Cosa que provocó molestia en la cajera, no porque yo no sea caritativo, sino porque no tenía pesos, ni su compañera, ni la del lado, ni la de más allá. Le sumamos una fila larga que se hacía en la caja. Yo me mantuve sereno y esperé, traté de no ser el prototipo clásico de “chileno perseguido”.Me alejé sonriente del supermercado. Atrás quedó una fila de personas con productos en las manos. Me dio la impresión de que ya se estaban haciendose amigos. Al llegar a casa, dejé el frasco de miel en la cocina y subí a terminar de ver una película alemana que me prestaron. Cine estructural alemán, sonido ambiente, largas tomas del mar, largas miradas, todo es largo, sumamente interpretativo y metafórico.
Esta mañana me levanté saboreandome. Imaginando unas tostadas de marraqueta con miel. Bajé la escalera apuradamente a poner el hervidor. Tosté pan, pero la miel no está por ningún lado, he dado vuelta toda la cocina en busca del frasquito. Obligado a echarle mantequilla, la miel es un misterio, cuando había gente en la casa era fácil dar con las cosas, ahora que estoy solo, todo se pierde. Incluso siento como que yo estoy perdido algunas veces. Los días al parecer son más cortos, tengo la impresión de que ando descontinuado. Sin embargo, no he abandonado mi empresa literaria, continúo garrapateando frases, leyendo biografías, avanzando una novela. La cosa se ve que cunde un poco. Hoy he tratado de imaginarme una estructura rígida para montarla de fondo a un argumento inexistente, pero que confío dará fruto. La estructura, que no tiene nada todavía, trata de una historia que aún no tiene vida (literaria), pero pretende ser parte de otra historia más extensa que tengo que inventar. Los personajes, aún no creados claro, deberán incorporarse en dos historias a la vez, y alternandose en diálogos saltados de cada historia. La trama sucede en un lugar que aún no invento, y que será el ambiente de las dos historias inexistentes. Estoy optimista, eso es lo que sé por el momento, con certeza.

Tuesday, August 15, 2006

Diario de un Desesperado VII

El otro día, mientras veníamos de vuelta con un amigo del supermercado, cargando dos productos indispensables para el hogar (dos confort y un whisky de litro), tuve la impresión de que "de algún lado" soplaba un ligero viento de inspiración literaria. Apuré el paso a casa para... He vuelto a la normalidad, digo normalidad porque la verdad es que me asusta pensar que de un momento a otro tendré un brote, un ataque psicótico por escribir. Puede parecer estúpido que después de días sin rumbo, pueda pasarme esto. Puede que sea como una especie de sexto sentido que me dice que me va venir un ataque, y esto, en ningún caso me parece que será algo positivo, basta recordar al escritor ruso Oleg Turazov, quién sufrió, después de publicar su magnífica obra "La isla de Gestalín", terribles embates que le hacían quedar completamente paralizado. "En su delirio -escribe Anton Chejov- luchó estoicamente, intentando dominar el ataque, escribir historias, versos, palabras, exclamaciones, puntos suspensivos, que le acometían como tiburones y toros enfurecidos, que le hacían sufrir horribles espasmos por querer aguantar el alud de Literatura que se le venía". Lamentablemente no hay registros médicos, y esto lógicamente porque la "enfermedad" nunca tuvo indicios físicos o psicológicos, algo completamente anormal e insólito. Chejov cuenta además que lo dicho por el médico, de algún modo ratifica la "enfermedad literaria". "Tráiganle a este hombre la última novela de Tolstoi" Y esto si que es cómico, porque ese mismo año (1899) Leon Tolstoi ya había publicado "Resurrección".Tengo que estar atento a un nuevo soplo de inspiración. Me pregunto si la magnitud de los ataques se correlacionará con la calidad de la escritura. Si fuera así, puedo respirar aliviado, no tendré mas que una pequeña alza de presión, nada de que preocuparse. Ahora, si no es así... Qué más da. La imposibilidad de escribir me hace sentir despreocupado de estos ataques, que en definitiva, sólo los grandes los han sufrido, con consecuencias nefastas para sus cualidades literarias.Yo, así como un mendigo ando la mayor parte del tiempo buscando estímulos para escribir, sin conseguir resultado. Pablo Neruda, cuentan que se metía en un bote lleno de flores secas, se zambullía entre las flores con un cuaderno de notas y un bolígrafo. Un sistema poético-olfativo bastante interesante para desarrollar sus versos. En lo personal, no sé cómo me sentiría sumergiéndome en una botella de whisky, para luego encerrarme en el baño, con un rollo de confort envuelto como bufanda, garrapateando en un cuaderno palabras incomprensibles y mirando cómo se ahoga mi lápiz "bic" en el W.C, balanceándome completamente borracho. Patético sería.
Momentáneamente voy a desechar ese sistema, no por que me parezca ineficaz. Simplemente porque quiero hacerme de una Literatura propia, con mi propio sistema. Actualmente me noto absolutamente perdido, acarreando sacos de cemento para construir no sé qué. Pero no importa, es mí espalda, son mis pensamientos, es mí imaginación la que se desgasta, como piedra submarina. No tengo ningún motivo para sentirme alegre por algún supuesto avance, ni triste por un retroceso considerable. Tal ves como un velocista que espera el disparo de salida, demasiado quieto para creerse rápido, demasiado nervioso para triunfar, demasiado agazapado para sobresalir.




"Me han invitado a formar parte del Realismo Visceral, no hubo ceremonia de iniciación, tanto mejor" (1). Tengo que confesar que una de las tantas obsesiones que me albergan, son los principios de las novelas. No hace mucho tiempo, un amigo y compañero de trabajo, me decía que en el principio de un texto está la batería, la potencia y los cimientos de cualquier tentativa o intención de escritura. Le he dado un montón de vueltas a esta idea o teoría, recordando inicios de novelas. "El día en que lo iban a matar..." o "Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo..." ejemplifican de algún modo lo importante del comienzo. En Crónica de una muerte anunciada, el comienzo es la esencia de la novela, algo así como el final al principio, sin hablar del título, que a su modo representa otro tanto, sino toda la novela. El comienzo, de este modo, es lo inverso a la punta del iceberg, toda la novela, pero pronunciada en diez o doce palabras.No sé si esta idea me enfanga o me propulsa hacia mi esquivo y anhelado fin. Para hacer esto da la impresión de que se debe tener el texto en la mente, e ir, mediante un proceso de selección literaria, cuajando un resumen de la trama, que a su vez esté cargado de la obra completa. Que horror. Verdaderamente abrumante, sin embargo, reafirmo mi obsesión por los comienzos de novelas, que no me traerán, creo yo, la inspiración perdida, no, perdida no, porque nunca la he tenido, tan sólo me ha parecido sentir la sombra de la inspiración rozar mi hombro, pero siempre me doy vuelta a mirar tardíamente, como si me hubiera fumado mil caños.
Me levanto de mi asiento, recordando que tengo un libro que nunca leo. Quizás sea porque yo lo escribí y no lo recuerdo, o lo contrario. Puede ser que esté imaginando el libro que quiero escribir, que aún no existe, pero que yo visualizo desde afuera. Veo la tapa, el grosor del libro, sus bordes, no se distingue la editorial, ni el título, es una visión panorámica, ¿qué se necesitará para adentrarse en su primera página?. Conviene no obsesionarse, pero, ¿y la primera letra?, ¿Será una "a", una "e" o una consonante?. Prefiero dejar este camino esotérico de imaginarme lo no-hecho, prefiero yo mismo encarnar lo no-hecho, y a partir de aquí seguir buscando la respiración de escritor. Vuelvo a sentarme, en mis manos un poema de Oscar Altamirano Carmona, poeta Infrarrealista.
Pasión
cada vez me enamoro más de la vida
en otra tierra
con otra historia
con otros seres...
Acojo el poema, no como señal, ni como guía, sino como una especie de homenaje a lo que no existe, y que busca corazón y latidos en cualquiera que tome un lápiz y decida darle vida.


(1) Roberto Bolaño, Los Detectives Salvajes.

Diario de un Desesperado VI

Vuelvo a recordar cuando estaba en casa de Juan Zavala, que si viviera un hecho extremo, algo "digno" de ser contado, quizás así llegaría la tan ansiada inspiración de escritor. Nunca es malo dejar de tomar en cuenta que, si bien se pretende vivir al máximo, la mayoría, o una buena porción de escritores tiende hacia los excesos, y esos excesos, la mayoría de las veces, van en demérito de su propia escritura. Llegado a este punto me di cuenta de que siempre que pretendo sacar algo en claro para escribir, o cuando creo estar cerca del eje que me permitirá comenzar a escribir, se me plantean siempre dos opciones, es como algo que no se puede encasillar en un solo lado. La conversación se agudiza, dos personas discuten un tema, el tema se queda sin argumentos, a ninguna conclusión se ha llegado, ninguno de las dos personas ha triunfado. La conversación se hace trivial, "¿oye y que es de este cabro, el...? ¿Cómo se llamaba?" Y la conversación, el punto central quedó ahí mismo, sin final. Y aquellas dos almas luego se fueron a dormir. De esto podría entenderse lo raro de los sueños. El subconsciente al reconocer una falta del consciente, inventa un final, y como el subconsciente no está presente cuando la conciencia impera, claro, lo más lógico es que la completitud no tenga absolutamente nada que ver con el principio. "Ayer soñé una huea más rara" ¿si o no?, ¿Ah?. Quién sabe. Lo cierto es que los grandes maestros de la Literatura Universal, le han sacado un provecho enorme a los sueños, consiguiendo una redacción notable de estos, algunos, incluso, se han aprovechado (en el buen sentido) de otros sueños para interpretar, analizar, o simplemente contar una historia. "Arcano 17", una novela de André Breton, reflexiona acerca del amor, la guerra, la paz, la pérdida, y está basada en el sueño que tuvo una mujer, (Chilena, por cierto) que no sé muy bien si era su novia o su mujer.La dualidad en la que me veo, cuando estoy sintiendo que voy a sacar algo en claro, es una cosa muy extraña. Puede que ahí esté la clave para poder iniciar una novela, tener conexión entre los párrafos y lograr el final. Me prometo indagar en eso. Ahora, mientras corrijo lo que no he escrito, las notas invisibles como dice Enrique, me da por pensar que ya "sé" lo que es la Literatura. Es un compendio de frases dichas al pasar, por personas que nunca conocí, y de las cuales sólo el texto acarició al repasar. Aquí están, pero se han ido. Lo efímero de la escritura se me antoja un punto a favor y un punto en contra, sin poder encontrar nunca el equilibrio necesario para pasar a la acción, siempre dudando, en forma obligada, como si fueran pasos necesarios, en falso como siempre, que hacen moverse, pero que el movimiento no implica avance o retroceso, elevación o descenso. Y, sin embargo, continúo adelante... como siempre sin saber cómo ni porqué.

Diario de un Desesperado V

Hoy día pensé que si no podía llegar a concretar algo en el papel, la solución sería tratar de salir a vivirlo, en vez de escribirlo. En principio la idea me pareció estúpida, ociosa, sin fin, pero tras varios minutos de meditarlo mientras tomaba un café, realmente me hizo gracia. Tomé una chaqueta y salí a la calle sin destino. El día estaba amenazante, a punto de llover. Creo que me habría arrepentido de salir si hubiera estado soleado, bonito y con pajarillos cantando, quizás por tener el prejuicio de que "lo bueno cuesta" o algo así. "Ya en la calle, la gran avenida se me presentaba triste, los autos rasgaban la llovizna dominical..." Escribo en cursiva esto, porque la verdad quise anotarlo en mi libreta, me detuve en una esquina donde había una especie de banquillo. Aparatosamente saqué de la mochila un lápiz y un block de notas, estaba presto a escribir la primera línea, cuando me di cuenta de que estaba yo mismo conspirando contra el plan que había trazado cinco minutos atrás. No se porqué me entró una bronca, una calentura. A punto estuve de tirar el block y el lápiz lejos, no lo hice, más bien me avergoncé cuando levanté la vista y vi dos señoras que me miraban. Ligeramente turbado tomé aire, y continué caminando hacia el norte (sin norte). "Hay que tener mucho cuidado con lo que se escribe" ¿por qué? Me pregunto. "Porque te puede ocurrir" Mala suerte, muy mala suerte, de todos modos supongo que si pudiera escribir algo, sería inofensivo. Debo reconocer, en todo caso, que me gusta la idea de escribir motivado por saber a donde me pueden llevar las historias, es decir, que el principio no tenga nada que ver con el fin, la idea esta no es mía, ninguna idea es mía. Sigo avanzando por la avenida, de pronto me detengo porque creo que estoy haciendo algo que carece - por donde se le mire - de sentido. ¿Y que tiene hueón? Me digo. "El sin sentido te rodea, te acecha desde las trincheras húmedas y férreas de la razón" Esa es una frase desalentadora, pero que a la vez invita a combatir contra los enemigos de la Literatura. Sería bueno alistarse en el ejército de la Literatura, aunque me presentaría avergonzadísimo. ¿Ha usted escrito? Me preguntaría... ¿quién podría ser el reclutador?...me estoy inclinando seriamente por Armando Uribe, pero Uribe, en realidad lo situaría más bien como uno de los Generales importantes, tomando decisiones tácticas frente a un mapa militar inexistente, cigarrillo en la comisura, asistiendo a momentos historico-ficticios decisivos, y llorando en silencio la futura derrota inminente de nuestro frente. "Contra Praga nunca han podido, contra Praga no podrán jamás" escribe Enrique en "El mal de Montano", palabras que en lo personal me parecen muy significativas y que conciernen claramente a la gran admiración que el escritor catalán siente por Franz Kafka.

He salido a la calle un domingo de "casi" lluvia, y he terminado a dos cuadras de la casa hablando de no sé qué guerra, empapándome lentamente, sin conseguir (por cierto) poder hilvanar algo, sin poder realizar nada. Hundiendo día a día el deseo de escribir una novela aguda, de corrido y sin faltas de ortografía.

Me pregunto si escribir algo, y luego quemarlo es escribir. Porque si se trata de vivirlo, sería como no escribirlo, aunque aquí simplemente estoy transcribiendo otro día de fracaso. Cuando realmente escriba algo no lo voy a quemar, lo voy a dejar oculto en alguna parte de mi pieza y voy a pensar que lo publiqué, por lo tanto estaré de por vida esperando la llamada de mi editor. Una soberana payasada, aunque a estas alturas todo es una payasada, sobre todo los domingos, cuando dedico todo el día a pensar en mí imposibilidad de escribir. Por lo menos aún pienso- pienso.Llegando a la esquina de no sé dónde, vuelvo a creer en vivir lo "nunca escrito" y pasar a la Historia con la mejor vivencia no escrita. Tiene gracia ¿o no? Pero la cosa no es fácil, quizá ni sea recomendable intentarlo, abdicar de escribir me sabe a suicidio, suicidio por lo no-hecho, por lo no-realizado, pero si vivido. Y vivir es algo involuntario al principio, voluntario y no-voluntario durante la vida, y finalmente obligado. Suena a pauteado, y yo no quiero dominar, ni menos que me dominen.
Deshago mi andar, vuelvo nuevamente a casa, pensando que la Literatura me domina. Sigo siendo Nada, pero igual sonrío.
Ahora ando pensando en cómo mantener conectada una historia. Que historia pelmazo, me digo. Aún no he comenzado nada, me han recomendado comprarme algún un libro que tenga un título más o menos así: ¿Cómo escribir?. ¿Cómo comenzar una novela?. Títulos que sencillamente me dan terror. Dicen que esos libros conllevan a la parálisis total y definitiva de un principiante. La otra vez, leyendo "París no se acaba nunca" anoté una lista tópica para escribir, y que se le recomendaba al escritor primerizo. Transcribo esta lista por si las moscas, a mí me sugiere más oscuridad que claridad: Problemas de estructura; Unidad y armonía; Trama e historia; Factor tiempo; Efectos textuales; Verosimilitud; Técnica narrativa; Personajes; Escenarios; Estilo; Experiencia y Registro lingüístico.

Con el "registro lingüístico" se abrumó completamente quien recibió esta listita en un papelito, entregado ni más ni menos que por Margarite Duras. "Escribir es intentar saber qué escribiríamos si escribiéramos" dice ella, más enigmática todavía que aquella lista. De todos modos, si yo recibiera aquella lista me espantaría más todavía con la "verosimilitud" Quién se halla viviendo y sintiéndose inverosímil, lo más probable es que entre en una contradicción espantosa. A mi no me importa que me traten de inverosímil, de hecho, me siento halagado. Volviendo a la conexión de las historias, cito una frase de Flaubert, de las cartas que mantuvo con no sé quién acerca de la unidad y armonía, "Que los párrafos se comuniquen entre ellos". Interesante, pero no muy esclarecedor. Para hacer que los párrafos se comuniquen no es necesario (supongo) que encierren la misma idea. Me da la impresión de que hay que colgarse de alguna frase, para continuar por otros derroteros. Qué fácil es hacer teoría ¿no?. Como en todas las cosas, pero llegado el momento de la realización "todo" se me vuelve cuesta arriba.
Entro en estas cavilaciones a mediados de la tarde, frente al departamento de una amiga, todavía no entré al recinto, como no tengo llave (obvio) espero que entre o salga alguien, y me digo a mí mismo: ¿Qué será mejor?, ¿Entro cuando alguien vaya entrando o mejor cuando alguien abandone el edificio? Me persigo, soy un desconocido, tengo una barba poco acorde para mi edad, pienso. "Este debe ser una vago, espiando las costumbres del recinto" Con la mirada como que me disculpo por estar ahí. Filo, me cuelo como jabón cuando entra un loco a dejar un gas con un carrito. "Este no me va a preguntar nada" Entro. Ahora si que estoy perseguido. Para colmo no me acuerdo del piso donde vive mi amiga, la conozco hace ya varios meses, pero nunca he ido a su casa.
Esta situación me recuerda que es necesario que los párrafos se comuniquen. Hago un esfuerzo supremo e invento a mi amiga entrando al recinto, con una jardinera estilo hi-ho, dejando entrever en la cintura unos interiores delgaditos que me sonríen, con una polerita corta que le da un toque sensual al bulto de su pecho, y que a mí me genera casi mecánicamente otro bulto.
Qué horrible, Flaubert se debe estar revolcando en su tumba. He fracasado nuevamente, un intento absolutamente insípido por comunicar párrafos. No importa, continúo adelante. Hay que atreverse al fracaso. Tal ves la sumatoria de muchos fracasos se convierta en el futuro en un triunfo rotundo, amplio e incondicional, o puede que sea el fracaso más grande de la historia. Creo más en lo primero, pero si lo acepto como máxima, el fracaso será "de una", completo y sin vuelta atrás.

Saturday, August 12, 2006

Diario de un Desesperado IV

4)

La mañana se hace lentita, me despierto de inmediato, pero necesito algo para perpetuar el despertar. El Division Bell viene como anillo al dedo para esto. El humo de cigarrillo de la madrugada todavía da pruebas de vida, me adormezco un poco más, pero lo suficiente para estar despierto, y volver darle vueltas a lo mismo. Mil pensamientos me asaltan, pero ninguno realmente tiene cuerpo, todo espurio. El cuaderno allí, parece tener telarañas, parece llorar, por carecer de objetivo, por ser objeto sin objetivo. Louis Enrtral, poeta checo, cuenta que... bueno, el hecho de haber escrito un solo poema no sé si lo haya transformado en poeta, la mayoría de las biografías así lo define. Poeta, autor de un solo poema, “Unanimidad indiferenciable”, poema que lo sumió luego en el absoluto silencio. Luchó por salir de este “silence littéraire” de una manera curiosísima. Compraba lápices, plumas, todo tipo de objetos que terminara en punta y sirviera para escribir. “La poesía está en la punta del lápiz, como la matemática” decía. Tal era el afán que tenía por volver a escribir, que acumuló toneladas de bolígrafos, miles de plumas y cientos de lápices, que hoy son exhibidos en un museo en Dusseldorf por su potente variedad, antigüedad e inmensidad. Erntral murió en Berlín, el verano del 52, sin conseguir sobrevivir a su No-literario. Raro ¿eh? Cuando supe de esta historia, debo reconocerlo, tuve una aguda intención de comprarme el set de lápices que venden por la módica en la micro. Volviendo al poema, por su nombre parece ser el culpable de su condena a la no-escritura. “Unaminidad indiferenciable”, pienso que tal vez Enrtral al escribir ese poema, trágicamente se quedó sin tinta, pero no tinta de la que mancha, sino de la tinta que va por dentro, esa que yo también a mi manera ando buscando.
Bajo en busca de desayuno, algo caliente. Sacó la basura, me enfrío de pies a cabeza, busco refugio en mi pieza, casi llegando a la cama, tropiezo con Juan Emar. Le digo que le envidio, que si estuviera realmente vivo, le recibiría con un puñetazo. Delicado y sutil, nunca le tuvo miedo a la pagina en blanco, que envidia, dime Jean, cual es el secreto. Tus historias son como muñecas rusas, mil y una noches, piletas, semáforos, no, semáforos no. Eso es FOME, aletarga. Me pregunto si en algún momento se habrá cansado de escribir, creo que sí. Pero su obra, cuantitativamente es monumental, comprarse la antología esencial es un chiste. Es como volver de Paris con una guía de la ciudad, mostrársela a un amigo y decirle: “Mira loco, que bonito es París. ¿Te gusta?”. No me jodan.

Diario de un Desesperado III

3)

Ya es madrugada nuevamente, aquí tengo el folio, lo miro, intentando no tocarlo. En su interior está el abismo de la página en blanco. Esta página que intento rellenar, pero no puedo. Pienso en una historia, pero nada sale. Cosas así como...”La mujer salió a buscar el pan, pero la propia imposibilidad preconcebida en su éxito la hace indefectiblemente fracasar”. Que horrible, se me acabó la historia, ahora ya no puedo seguir adelante, el espacio de la página en blanco se me antoja un cosmos que no puedo describir. Estoy rebosante de floritura, no puedo escribir sin adornar con cuanto adjetivo se me viene a la cabeza. Si pudiera meterme las manos en la cabeza y podar las seudo-ideas que florecen, que nacen muertas. Han pasado cuatro minutos, continúo al borde del fracaso, esbozando literatura fracasada. Repito los mismos verbos. Cito a la misma gente. Creo que voy a hacerme un poema pa mi mismo.
“Loa a la monotemática”
Tú, que eres tela de cebolla, gastado de la mente, con la creatividad castrada por la conciencia. Tus ojos ya no escriben, y tus manos lloran noche y día, languidecen de inoperancia.
Repito, que horrible. Bueno, la hora suma y sigue, minutos, segundos y el reloj me mira y ríe. Me acorde de E. A. Poe: “Nunca más” ¿y si entrara ese cuervo por mi ventana ahora? Pero no creo que le llamen la atención esas cortinas. No sé que le diría, le preguntaría por Poe supongo. No tengo cenicero, ya vengo, ya vendré. (Nunca más). Volver no es entretenido, “otra vez este...” dirá más de uno. “Metiendo su nariz acá” Todo el tiempo preocupado si incomodo a alguien, qué incómodo resulta, y ni siquiera tengo valor para desatarme un poco los cordones de los zapatos, no zapatillas. ¡Qué incómodo! Es que no quiero incomodar a nadie, pa no molestar, “Do not disturb”.Hablando de incomodidad, y mirando una lupa que tengo en el velador, me pregunto: ¿Cómo es Sherlock Holmes pudo hacerse amigo de Watson?, Debe haber estado bien lateado Conan Doyle. Yo le imagino enyesado, imposibilitado para asistir al juego de cricket con sus amigotes. Idea caldúa tuvo el maestro, sin embargo, pobre de Watson (Diría Holmes) le tocó la peor parte. Porque Holmes, de partida, y para echarle el avión bien abajo, con su ciencia de la deducción, se pasó por la r.... a los escritores de la Literatura de ciencia-ficción que tanto amaba Watson, tratando de “chapucero indecoroso” a uno que otro escritor. Sherlock Holmes habría sido un gran escritor, no sé muy bien porque lo digo, y Watson un herido por las letras, un enfermo de Literatura, sin poder escribir. Incómodo digo, pero la incomodidad no le impidió a Watson querer y estimar a la “figura literaria” creada por Doyle, no.
Ahora enciendo un cigarrillo, lo voy a describir, a ver si vuelve o viene alguna idea literaria a mi cabeza. Qué encerrona, he pensado en una forma cilíndrica y he recordado el trabajo. Cada paso es un paso en falso. Cada tinta que va formando una letra, es equivalente a escribir: “Ese día en aquel café...” arrancar la hoja donde lo escribí, hacer una pelota, y a la basura, pero infinitamente. Esto de repetir lo mismo, me recuerda a Jack Nicolson, o como se escriba, en “The Shinning”. Pero, ¿qué hay de malo en repetir tantas veces lo mismo? Yo conozco gente que hace lo mismo todo el día y no está loca (eso creo). Lo cuático es que alguien te persiga con un hacha. “El brillo del hacha que me persigue...”Debe ser terrible. Volviendo a lo de repetir, es decir, retrotrayéndome a lo de repetir, de modo que, volviendo a repetir (¿?). Kubrick, o como se escriba, debe haber amasado mucho el tema del escritor principiante. De hecho, tengo información, según una investigación que hace poco vio la luz, de que uno de los utileros contratados para esa película, se le encargó la penosa tarea de tipear, ¿cuántas?,¿Mil páginas? No sólo escribir lo mismo, sino además, distintas formas. Dice el estudio, de nombre “El guión del Utilero”, que luego de realizar esta tarea, fue visto horas más tarde al utilero, persiguiendo una ardilla por los alrededores del hotel, con un cuchillo cocinero. El hombre, de iniciales P. W. Actualmente esta internado en una institución de salud mental, y se cree que ya está en condiciones de dar una entrevista muy esperada por la afición al cine. Esto me recuerda una frase de Robert Melrroux, “La importancia de dar un buen golpe no estriba en propinarlo, sino en saber recibirlo” Tiene su lado poético repetir lo mismo ¿o no?.
Sigo aquí, eso es lo que mejor hago, “seguir aquí”, esperando que vuelva a llover. “La noche se presentaba lluviosa, el tejado, salpicado de gatos en celo...” Qué horrible, repito. A propósito de esto, vuelvo sobre una exquisita fábula hecha por Gesualdo Bufalino: “El gato zarpado, dos funerales y un ratón”, manuscrito que tiene páginas delirantes sobre un gato que amaba la Literatura, y de día, se lo pasaba corrigiendo poemas en el tejado de una capilla Siciliana. Un día se le acercó una gata. ¿Qué escribes? Le interrogó ella. El gato, de nombre Ulises, abrumado por la belleza de la gatita le enseñó sus escritos. “Ya no quiero pellets, ya no quiero collar anti-pulgas, lo quiero todo, no quiero nada” ¡Qué hermosos versos! Maulló la gata, dando ha entender que no entendía, pero simulando entender. Ulises, ebrio de felicidad, prosiguió con sus versos y correcciones, pero ¡ay! Que ya no pudo continuar, se paralizó. Culpó a la gata y le mató. Subió al tejado más alto, y se lanzó. Un ratón de cola larga, husmeando en el tejado, encontró los manuscritos de Ulises y los publicó. Pasó a la Historia como el más grande de Los Ratones Malditos. En la primera página de ese poemario, de nombre “Sicilia en el suelo” escribió: “La escritura es de todos y de nadie, quien se atreva a desmentirlo, será todos y será nadie”.
Vuelvo a esta página en blanco, sigo escribiendo en el aire. Fui a la cocina por un té. Volví, para variar, sumido en el fracaso. No hay azúcar. El te había cargado harto, como a mí me gusta. Hay sacarinas, pero prefiero sucumbir, echarle sal, llorar, y volver a subir. Si me preguntan porque me dejé barba, vuelvo a sucumbir, deshaciéndome en intentos de respuesta que no voy a repetir. Nada. Todo sigue igual, como la canción. Todo lleno de imperfecciones, todo nublado y perfectamente turbado. Pienso en bajar nuevamente a buscar té, pero no hay azúcar, mejor me duermo y sueño con un café. Duro como tabla, durmiendo, con insomnio, y todo absolutamente al revés.

Diario de un Desesperado II

2)
Nuevamente esta página está en blanco, como yo. Estar en blanco es solamente bueno para dormir, y eso es lo que menos hago. La cafeína me tiene copado, prefiero ahora tomar un buen té. Sentarme en la orilla de la cama, palpar con los pies una alfombra suave, buena, más bien retazos, pero igual se ve bonito, monono. Cuando miro al velador, veo que hay encima un... texto de Panero, Teoría. Leer a Panero me acerca a la locura. ¿Locura poética? No sé, Panero solamente sabe eso, yo más bien hojeo cuando puedo sus poemas, que no los entiendo, si los entendiera no los leería en todo caso. Esto me recuerda una frase “al pasar” que me dijo hace un par de meses un amigo. “Cuando leo a Lihn, no entiendo todo, pero como que intuyo que hay algo ahí, que no sé muy bien que es”. Es extraño. Viéndolo así, la Literatura es totalmente opuesta a la Ciencia, a la Religión. Con la religión la cosa se ve aparentemente clara, pero creo que he picado alto con la ciencia. Aunque... no, puede tener algún sentido esto, porque la ciencia se auto cuestiona, se desarrolla y busca acaparar lo desconocido, haciéndolo conocido. Conocer es comprender, ja, que recurrente eres para mi Enrique. En la Literatura lo desconocido está estacionado, y dejémoslo así, parecen decir los fantasmas de lo literario. En la ciencia, sus ejércitos están ávidos de conocimiento, para acapararlo todo, develarlo todo, utilizarlo todo, y por último, “manejarlo” todo. “Hasta en las hormigas hay una ética” le escuché a Bolaño, citando a Borges. Me alejo del punto, pero con la sola intención de darme impulso y volver con más fuerza, y hacerme crepitante en este tema ocioso, que no conduce a ningún lado, a nada y a nadie. La ciencia hace daño, te encuadra, te hace real todo eso que tu no sabes que es, pero quisieras que no fuera eso que ves. Es mi realidad, pobre, creo en la irrealidad, pero soy tan monotemático me dicen mis amigos. Me vienen unos impulsos de vanidad que le hacen mal a todos, a mí y a los que me rodean. Me lo aguanto todo. No me importa que nadie esté creando, no me importa que nadie escriba, total, todos somos materiales "de" y "para" algo. Y no es justo que me enoje porque me critiquen mis obsesiones, tampoco es justo que hablen de mí, escucho mi nombre más de tres veces y ya estoy con ataque. Silencio, no eso no, susurros que te arrullan pero te mantienen despierto y desierto. Se me fue la puta idea, pero tampoco importa, porque me estoy mintiendo yo mismo, no tengo idea.
Me desprendo de los retazos del suelo, en la pared la camiseta de Newells, yo debí haber nacido en Rosario. A esta hora debería estar borracho en un bar, haciendo filosofía callejera, como Luca, grande Luca. Un saludo de acá. Luca era fana de Bukowski, y Bukowski ya viejito se escurrió gracias a un niñito de ocho años que el mar no era nada bonito. Puta que le he dado vueltas a ese poema. ¿Cómo no va a ser bonito el mar?¿O será un juego de palabras?¿Alguien sabe? No es necesario leer el poema, transcribo aquí, muy somera y aliñadamente el verso. (No es trascripción así perfecta, perfecta, perfecta, sino la idea, que no es mía, porque yo no tengo idea).
Cuando llegamos al mar, el chico me dijo: El mar no es nada bonito. Fue la primera vez que me di cuenta de eso”
Me lo dejo de tarea pa la casa pa mi mismo, o pal que quiera, lo piola es que no es con nota.

Diario de un Desesperado I

1)

¿Qué se puede escribir? La mayor parte del día la ocupo en buscar una idea para masticar. El método es anotar una idea tópica, lo más filosófica posible, para poder sacarle el jugo, reflexionarla. Puede salir de cualquier lado, pero el problema es que todavía no encuentro una nueva, y eso, en definitiva me comienza a “desesperar”. Ayer vi un programa, dos personajes eran entrevistados. Uno de ellos hablaba en un castellano penoso, era Michael Bradford, cineasta que no conocía. El otro era un conocido actor chileno, que durante la entrevista se estuvo acariciando los pelos de su cana barba. El tema era interesantísimo, por lo menos a mí me pareció eso. El texto, que fue puesto en escena por ellos, lo había escrito un trompetista, cuyo nombre no recuerdo, pero la historia es muy bonita. Ésta trata de un niño que es abandonado por inmigrantes en un buque que hacía el trayecto que muchos otros buques hicieron a comienzos del siglo XX entre Europa y América. El niño nació en el buque. Los niños eran abandonados porque resultaba un inmenso lío todo el problema legal que implicaría el nacimiento en esas circunstancias. El caso es que permanece ahí, en el fondo, en las escotillas del buque. Cuando lo descubren, ocho años después, el chico es un pianista. Ha desarrollado este arte en soledad, y lo hace con marcada maestría. De todo el mundo lo van a ver. Se instalan abajo, en los compartimentos del buque, formidables escenarios para ver al niño pródigo del piano, sus composiciones, únicas en sí, se han hecho basándose en toda la gente que ha visto desfilar por el fondo del buque, clases sociales, moda, estilos de otros músicos, la radio, etc.Su música esta matizada en torno a la gente que ha ido a verle en el fondo del buque, sin ver el mundo. Pasa el tiempo y sus admiradores le invitan a tocar por el planeta, pero ante el asombro de ellos, el niño les dice que no quiere, rehúsa enfáticamente a salir del buque.
La puesta en escena de esta historia no fue nada fácil, comenta Michael Bradford. En un castellano bastante accidentado señala la dificultad de trasvasijar al genero dramático esta historia, haciendo notar que era necesario crear un narrador en escena, el cual debía ser buscado, para ser construido e interpretado, en la biografía o historia viva del autor del texto.Por su parte, el actor se introduce un poco en el texto como símbolo de la creación artística. El niño, dice Noguera, no sale del buque, porque cree que esto afectará de manera irreversible su música, prefiere seguir viviendo en el fondo del buque. Resguarda su arte, como si el mundo que él tiene ante sí, basta para ser armónico con sus composiciones en música, pero ni hablar de salir del buque.
Me recuerda el cuento de Kafka, citado por Vila-matas, del trapecista que no quiere bajar de la cuerda, que prefiere seguí viviendo ahí, que no quiere que sus pies toquen el suelo.Esta entrevista la vi ya bien entrada la madrugada. Al terminar, retomé nuevamente el tema en mis pensamientos, y confieso que sigo en blanco, sin saber de qué forma abordar la idea, sin tema para disminuir la “desesperación por ser”. A propósito de esto, me acordé de una parte de “El proceso”. El apoderado K. Está sentado en su despacho a las 8 de la mañana, y aunque es muy temprano y el día recién comienza, se encuentra muerto de cansancio. ¿El motivo? Su “causa” no le abandona en ningún momento, está atormentado por el proceso, por las fuerzas invisibles que le acechan. Y en sus cartas, ahora hablando de Kafka, escribe que está todo el día entregado a la contemplación de sus dedos. Por un momento me imagino así, sin ideas, vacío y desesperado por algo que no sé muy bien que es, y que lo nombro, por decir algo, la “desesperación por ser”. Mal encaminado voy supongo, forzar las letras es un error.Ahora estoy en la cocina, con el estómago como en el limbo, sin saber que comer o beber. Me gustaría tomarme un café con sabor a té o viceversa, o prender la tele y escuchar un disco, no sé bien que es lo que quiero. Quizá con ganas de tergiversarlo todo. Tal vez si pienso un poco en Wilde, tan aficionado a la paradoja, encontraré una idea que me haga salir del letargo. Visualizo el prólogo del Retrato de Dorian Gray, con el prefacio del artista, Colward, o algo así. De una simple charla, el pintor, el modelo, y Wilde entreteniendo con su magnífica conversación. Le bastó una idea, una sola idea para desarrollar una novela, que complicado, abrumante. Las ideas en cabeza de aquellos escritores son bombas de raíces, que despliegan en mil millones de palabras con un sentido abierto, libre y preciso. Si tan solo... se hiciera pronto de mañana. La penumbra de esta habitación es ahogante. ¿Dije ahogante? Si, como mi amigo, esta aquí al lado mío y no me deja pensar, ni siquiera lo que me habla me ayuda a escribir, a desarrollar algo, la inspiración se va como las ondas sonoras de esa gente que ni conozco, y que me llama a cada rato, y yo los puteo como si los conociera. Nada, prefiero pensar que estoy en una habitación grande e iluminada, llena de laberintos, con lugares recónditos, y donde veo empleados grises, y busco el interruptor, apagar esta luz infame, quedarme solamente con la luz de computador, y mandar a apagar todas las voces, los teléfonos celulares, el aire acondicionado y cagarme de calor hasta que se me cuaje alguna idea, algún pensamiento.
Nada.

Thursday, August 10, 2006

Invertido

Una tarde fría de Domingo, lentamente, con el repiquetear de la lluvia, el velo del sueño, la niebla de la inconciencia, comenzó a disiparse para dar paso a una cierta lucidez de un joven que dormía en una cama desecha. Estaba boca abajo, y no parecía juntar la fuerza suficiente para levantarse. Tímidamente, levantaba un poco la cabeza, pero al parecer, le acometían dolores significativos, que le hacían rendirse nuevamente.Contrariamente a la noche anterior, la casa estaba silenciosa, pequeñas risas cortadas se escuchaban de la habitación contigua. El joven que dormía boca arriba, distinguió unas piernas que colgaban hacia la orilla de la cama de la pieza de enfrente. Por lo tanto los ruidos contiguos, más esa constatación de una figura le confirmó que no estaba solo. Meditó un momento, no sentía hambre, un agudo dolor de cabeza prevalecía en forma espantosa. Pensó en pastillas que no habían, luego en los brebajes insufribles del día anterior, sacó fuerzas de donde no las había, y lentamente, coordinando la emancipación del vómito con los enclenques y enfermizos pasos, se deslizó hasta el baño. Levantó la tapa, puso primera, y en “primera persona” asisitió a unas devoluciones dantescas, de perro con “rabia”, ya después la boca amarga, como la hiel, para no decir bilis. Se reincorporó penosamente, una mirada al espejo, parecía una magdalena picando cebollas.
“Esto no esta pasando”, “no quiero ser yo ahora mismo”. Típicos rezos a baco, post-caña. Y ahí estaba, decidiendo los próximos treinta segundos, que se veían lejanos. Miró al suelo algo sobresaltado, si es que es posible sobresaltarse en ese estado. Un gato blanco hermoso que nunca antes había visto, le miraba desde el suelo. Le miró en el cuello, y pudo ver que el gato portaba el collar del “efectivamente gato de la casa”. Que raro, pensó. Y más raro aún, porque aparte de ser de color opuesto a “su gato” se podía decir que era identico. “No tomo mah” se dijo a sí mismo. Hizo el corto camino de vuelta a su habitación y se desplomó. Una, dos, o quizás tres horas más tarde lo despertó el hambre. Sintió pasos en la escalera. Se asomó una cabellera oscura, unos ojos negros. Era una chica que le trataba como si le conociera de años, y le invitaba a bajar. Le decía que abajo todos comían una cazuela, que su plato se enfriaba. Cargaba al gato blanco y le hablaba cariñosamente. ¡Como si fuera su gato!. Por último le refirió algunos pasajes de la noche anterior. El joven estaba pálido, pero contrariamente a lo que se creería, no quería vomitar. La chica bajó. A los cinco minutos sentía voces que le llamaban de abajo. A estas alturas ya estaba petrificado, no reconocía ninguna voz, por más que su oido lo quisiera. Volvió a sentir pasos. Ahora se asomó una cabeza de hombre, era un hombre al que nunca, pero nunca había visto. Ni siquiera podía asociarlo a nadie. Sentía el sudor en la espada, no podía hablar. Más o menos parecido a la actitud de la chica, el joven lo invitó a bajar a comer. Abajo se podían escuchar más de veinte voces distintas. Y así, tardo y pausado, un velo volvió a posarse en su mente, pero esta vez ya no era posible despertar o dormirse, y como que la cosa no quiere, comenzó a descender la escalera lentamente...

Saturday, August 05, 2006

Pa-Che-Pa

Cuando salgo por Las margaritas, hacia Av. La Florida, mi vista, invariablemente, va más allá de las faldas del coloso blanco. Cuando llego a la esquina de las dos calles, me encuentro con alguien que me pregunta: ¿a donde vas?. Me muerdo la lengua para no decirle que quiero atravesar la cordillera y empezar otra vida

Thursday, August 03, 2006

Futúro, Sin Conciencia, Sin Futúro.

Entre la maleza, ahí entre los árboles, si caminas lentamente, saboreando las moras enlutadas por su magnifico deceso, acabando de ser frutas, enrojeciendo la lengua a cada abrazo de paladares. Y si piensas que ya no es la tierra la que te acoge, ni es el suelo el que soporta tu peso, tu dimensión, tu arbolaridad de hombre se irá disipando, perdiendose entre los bordes que rodean lo que llamamos real. La fruta ya no está en tu boca, ya no hay algo vivo en todo esto. Ya te has ido por otro camino, ya transitas otro mundo, despojado de despojos, ya sin nada encima, pensando que ya no eres de acá, que las raices que tuviste se pulverizan como flores en ácido, dejando un leve olor a azufre, a carne chamuscada. Entonces, sólo entonces, el sin sentido se apropiará de tu espacio, de la tierra, del vacío de tu ser.
El gran astro se ve pálido, y el dia esta “oscuro”. Los bordes del bosque-parque son pequeños muros color crema, tán fácil es saltarlos, tán fácil es entrar en ellos, un pequeño brinco a la parte inferior del bloque de cemento, luego se pasa un pie, luego el otro, y ya está. Pero nadie se atreve, dicen que adentrarse en este sitio no es buena idea, que al alcanzar los primeros follajes de los eucaliptus se entra en otro mundo, poco soportable, difícil de resistir. Claro que eso lo dicen quienes no se atreven a cruzar, lo cual hace de estas afirmaciones, vagas de por si, muy poco creíbles, inverosímiles, pero claro, la vaguedad y la inverosimilitud son adjetivos que hacen dudar a esta misma gente, quienes sin haberse sentido nunca ebrios de irrealidad, se reafirman en una instancia “objetiva”, que lejos de haberles hecho sentir que la vida tiene “sentido”, les ha atontado, y este entontamiento según algunos, ha sido desde un principio instintivo, otros han ido más lejos, al afirmar que es una situación de voluntad. Lo uno, lo otro, ambas posturas develan una constatación empírica, de que claramente “no cruzan hacia el bosque-parque sencillamente porque dicen que lo conocen”, lo cual no es cierto, no lo conocen, ni se adentran, por miedo a que lo que creen conocer, no es conocido por ellos, ni tampoco soportado, aunque esto último parece un contrasentido. En efecto, para soportar algo hay que estarlo viviendo, verse impregnado por determinada fuerza u acción sobre nosotros, para sopesar nuestra resistencia hacia el objeto. Mirado desde esta perspectiva, se puede decir que tienen una hipótesis sobre el bosque-parque. La palabra hipótesis a esta altura puede ser fácilmente trocada para el común de los mortales en su sinónimo ordinario: "Creencia”.
Esta palabra trae nuevas complicaciones, porque si se piensa en la irrealidad, estática, sin leyes, abierta, libre de encasillamientos y prejuicios, notaremos que la creencia no esta completamente excluída, si bien representa una tentativa hacia una certeza, ésta puede “vivir en lo irreal”. ¿Cómo así? Simple, lo irreal abarca lo real, la realidad esta contenida en la irrealidad. Se puede creer en el mundo imaginario, pero éste verbo no es condición para la existencia no-existencia de lo-irreal. De este modo, se puede persuadir al lector de que el bosque es seguro, es doblemente seguro. Y, sin embargo, los hechos demuestran algo muy distinto. Casi nadie habita en el bosque-parque, la mayoría no se aventura, una minoría relativa supone haber estado ahí, pero objetivamente esto no es verdad en absoluto, si bien se puede decir que han tenido un pasar por el B-P, pero este “pasar” en ningun caso ha sido efectivo, esto porque fisicamente el cuerpo de esta supuesta minoría, en un sentido físico, no ha traspasado ni un milímetro al B-P, más bien parece que han transitado espiritualmente, siendo esto técnica y fácticamente imposible. Si se asume una presencia espiritual, esto no quiere decir que se “han hecho” de esta irrealidad, por lo tanto afirmar desde la realidad su presencia espiritual en el B-P, sería una declaración absolutamente falta de sentido. No hay aquí una dialéctica propiamente tal, se puede afirmar presencia espiritual o creencia desde la irrealidad hacia la realidad, pero no a la inversa.
Algunos han renegado el miedo hacia el B-P, argumentando su “no entrada” a motivos que se relacionan con el “retorno”, o en el mejor de los casos con un “transito permanente” entre estas dos formas. Es importante consignar que quienes sostienen este juicio, pertenecen a una minoría un poco más pequeña que los “viajanticos”, es decir, queines concluyen su presencia de “pasada” o de espiritu. La mayoría de los comúnes llama “esceptizantes-temientes” o E-T, a quienes no se animan al B-P por temor al No-retorno. Aquí es necesario dejar bien en claro, que lamentablemente no hay indicios claros en este sentido acerca de un retorno efectivo. Esto pesa a la hora de explicarse el alto porcentaje de seres que no se introducen al B-P, y, sin embargo, es notabilísimo constatar cómo los “enajelisiados”, es decir, la mayoría, utiliza a su propio beneficio el sentido común, la creencia, la espiritualidad, para afirmar y reafirmar sus posturas, pero esto no necesariamente implica para ellos “apartar” concepciones como la lógica o la ciencia, para fortalecer o reivindicar nuevamente otras posturas, las cuales pueden ser inmensa o abismantemente contrarias a afirmaciones anteriores. No es la contrariedad de las concepciones lo notable, sino el significado psicológico que implica “hacerse” de concepciones radicalmente distintas, y epistemológicamente casi excluyentes. La pregunta que salta a la mente es: ¿Cómo es posible que pueda habitar en un ser esta dualidad práctica? Y es necesario y practicamente obligatorio plantearlo así, puesto que no hay entidades ni instituciones que de algún modo hayan levantado perspectivas o escuelas para este asunto. Es una situación que domina en casi todos los seres, pero que al parecer no necesita tener respuestas colectivas. No se pretende politizar el tema, pero no se puede dejar de lado las supuestas “enfermedades” que han azotado en la tierra en los últimos 20 sextaminuendos. Pestes que han barrido con casi dos familias polifílicas del planeta. Dato no menor, sin embargo, y por razones que no vale la pena enunciar aquí, dejaremos.
Se decía, y con cierta razón, que los seres están de algun modo dualizados. La totalidad de argumentos a favor de no cruzar al B-P son empleado para este fin.Otro tema relativo al B-P es interesante amasarlo un poco. La entrada a esta “forma” de vida, es completamente voluntaria. No hay guardias en sus fronteras, el muro para atravesar al B-P es pequeño. Algunos, los más “osados”, poquísimos por cierto, han llegado al pie del muro. Su testimonio no ha sido saludable para quienes lo han escuchado directamente de aquellos seres. Claro, el relato que se ha leído, mediante panfletos clandestinos, es, por decir lo menos, un verdadero disparate. Las versiones de estas aventuras dadas por ciertos seres se parecen increiblemente. Señalan que al llegar al muro, se ven al comienzo de la espesura de los árboles, hombres, conversan animadamente, sus bocas son profundamente rojas, mastican algo, ríen, sus apariencias a lo lejos, mil sextivos más o menos, es de hombres jóvenes, adolescentes. Pero esto, ya de sí extremadamente fantástico, se transforma en un relato horroroso. Los hombres en menos de un segundo están frente a frente al visitante, sus rostros están ya envejecidos, arrugas carnosas se hacen visibles en sus narices, su aliento es a fruta podrida, no mastican, más bien ablandan una fruta negrusca y viscoza con sus encías, ya sin dientes. Sus trajes rebozan pulgas en el cuello, y saltan de hombre a hombre, intercambiando liquido rojo oscuro de ellos. Estos son pálidos, sus ropas, en contraste con lo pérfido de su aspecto, es de limpieza extrema, caras gordas, papadas que descansan en cuellos de camisas finas y blancas, inmaculadas. Estos hombres invitan al visitante cordialmente a sumarse a la población del B-P. Su invitación es simplemente con ademánes, ni una sola sílaba pronuncian, más bien se les percibe un zumbido leve, como de abejas furiosas. El sonido, el sonido del zumbido es algo insoportable, y que ha llevado a varios hombres derechamente a la locura, a la insanidad. Si el lector observa cuidadosamente el hospital de su cuadrante, notará un misterioso edificio pardo que se alza tras el hospital. Muchos seres en convalescencia, por las noches han visto extraños destellos desde ahí, fuerte olor a azufre, y finalmente gritos, alaridos de niño.
Sobre lo primero poco puede decirse, nadie en un millón de renuedos ha visto gente en el B-P. Lo segundo, pueden ser simplemente habladurías de algunos seres aburridos de su realidad, ávidos de irrealidad, pero sin valor para decidirse. Se menciona sólo de paso y en forma trivial una anécdota oída hoy mismo en el convoy, se adjunta aquí como nota de humor.
“El ser humano se quiere morir, pero le teme a la muerte. No se ha permitido el estudio a fondo en torno al orígen, al momento, al lugar en el cual pudo empezar a desarrollar este instinto, por ahora es tímido, casi no se le puede llamar instinto aún, pero hay algo que sin duda se está incubando en la mente del ser. El Estado otrora tan odiado, por acusarsele de impedir la emancipación del ser, no ha cambiado su postura, ahora está encargado de reprimir la muerte. Pero el ser, dentro de pocas microsexias, se levantará nuevamente contra el Estado, florecerán las banderas negras, germinará la lucha por la muerte, justificada en el sacrificio del hombre, por el resto de los seres vivos, mucho más dignos y merecedores de lo poco y nada que queda”
Fin
(Carcajada, risa, seriedad, y finalmente: VERGUENZA)
"Ya no hay más monos, no existen. Si nos estamos extinguiendo nosotros y nuestro planeta, de los monos ni hablar. Pero, si es que llegan, llegan con todo, y yo los voy a ayudar."
"El ser humano es un bicho feo, malo, y para peor piensa más que los animales..."
LUCA PRODAN

Tuesday, August 01, 2006

Malditos sean

Y se hacen llamar los iluminados, los cruzados por la verdadera fe, los escogidos, los clarividentes, los competentes, los directores. Y después dijeron esto es mío, y esto, y esto. Y no se contentaron ahí, no, no. Esta “verdad” es la verdad, y no hay otra. Y siguieron las tragedias, y siguen las tragedias. ¿Y ahora que quieren? Ya nos tienen dominados, como caballos, peones, torres.

Gloriosas, gloriosas naciones, de verdad, cuyo único, pequeño, ínfimo, minúsculo e insignificante problema, radica en donde van a enterrar todos los cadaveres que han tendido. Ahí los dejo, a la espera de que alguien les diga “que es un problema”. Yo por mientras me quedo aquí, sorbiendo un té nocturno, supremo, viendo en la tele como desentierran vidas cortitas, con polvo de metralla, de bombas, que se extinguieron, que duraron poquito, un suspiro, un poco de leche materna, que no supieron de nada ni de nadie.