Thursday, August 17, 2006

Diario de un Desesperado VIII

Estoy aunando fuerzas con mis otros “yoes” para desaparecer de un momento a otro de estas páginas en blanco. Me asalta un pequeño problema: Todavía no nos encontramos para ponernos de acuerdo. Yo nunca tuve en mente ponerle así a este diario, es más, me desagrada la palabra desesperación. Aparte que los capítulos con números romanos me hacen recordar aburridos dossiers de Ciencia Social que tenía que mamarme a la fuerza y que sinceramente aborrecía (no todos). A mí me habría gustado un título para cada capítulo, cosas así como El arte de no-escribir o Tosiendo Literatura, cosas de ese estílo. No tengo la intención de corregirlo, porque me da miedo hacer entrar en conflicto mis “yoes”. Lo que sí podría intentar, es re-escribir a mí pinta los folios, mientras no sea algún cambio “afuera”, no creo que ofenda a mis compañeros, que dicho sea de paso, no sé ni cuantos son.Me parece que uno de nosotros, o casi todos, está (n) tratando de sugerirle a sus lectores invisibles, no digo inexistentes para que no se sienta algún “yo”, una suerte Literatura-Confeti, colgandose o apoyandose como un alpinista, de cualquier roca, piedra o piedrita, situación que mi mí “yo” personalmente me desagrada. Lo único que me ha gustado es la ficción con los personajes, pero todavía muy simplones, con poca gracia, con poco ficticio. Cualquiera sea el “yo” que se está empecinando en esto, creo que le hace falta todavía mucha lectura, y no es que yo crea que sea eso un requisito, lo que sí creo es que si pretende (n) ir por estos caminos, dicho sea de paso, transitados y pavimentados hace ya un buen tiempo, el “requisito” fundamental es leer desesperadamente. Lo sé, lo sé, odio esa palabra, pero para que me entienda (n) mejor. Yo optaría por darle más fuerza a la ficción, al máximo. No todo, todo, porque la Literatura siempre va a ser autobiográfica, y en el caso nuestro, o mío, o de mis “yoes”, las historias, si consigo (eguimos) escribir una, va a estar salpicada de autobiografía, conocida y no conocida. Digo acento en la ficción para hacerla más singular, personajes que no existan y que no tengan, en ningún sentido, relación con la realidad.
-o-
Hoy me levanté temprano. El día está soleado, relativamente común ha sido ver días así este invierno. Pasé por la cocina y encontré sobre la mesa un frasco de miel (extraño). Hace ya dos meses que estoy solo, mis amigos y compañeros de departamento se han ido al Sur. La noche anterior tuve una conversación con Juan. En pocas palabras me contó que andaban empapados, ebrios y sin rumbo fijo. Luego de un silenco que se hizo en la comunicación, agregó: “No me molesta ir sin rumbo y ebrio, lo malo es andar mojado. Gracias a la personalidad de Andrea hemos conseguido un albergue, agua caliente y sopa. Además, ella es la única que conserva cierta lucidéz y sentido común” Se escuchan risas. Colgué y me quedé pensando en salir a comprar algo para el desayuno. Eran las siete de tarde (noche), he comprado pan, queso y unos alfajores. Ahora, mientras cruzo por la cocina con un poco de ropa sucia, en dirección a la lavadora, me encuentro con este frasco de miel, descansa en una bolsa, entre el pan, los alfajores y el queso. Tal ves una buena amiga ha venido anoche, a dejarme este regalo, no me ha querido despertar. Entre sueños he sentido unas palabras cariñosas, una puerta que se cierra, silenciosa como un parpado cansado. O, he ido al supermercado, la cajera me ha mirado raro. Ha esperado que vuelva la vista, al momento de pagar y ¡ju! Me ha incluído el dulce producto. Poco probable, prefiero pensar que... ya no quiero pensar.
-o-
Ayer salí de casa preso de una extraña agitación, provocada por unas ganas irresistibles de comer miel. Estuve a punto de no comprarla, no porque se me hubiera desvanecido este capricho, sino por la forma en que me miró la cajera cuando le dije que no donaba los dos pesos. Llevo como un mes acumulando “pesos” aquí en casa, desde que me enteré por fuentes cercanas al S.I.I. sobre lo que hacen nuestros “queridos empresarios” con el famoso peso. Me aburrí de hacerme el amable, explicando porque no lo dono, ahora dije simplemente: NO. Cosa que provocó molestia en la cajera, no porque yo no sea caritativo, sino porque no tenía pesos, ni su compañera, ni la del lado, ni la de más allá. Le sumamos una fila larga que se hacía en la caja. Yo me mantuve sereno y esperé, traté de no ser el prototipo clásico de “chileno perseguido”.Me alejé sonriente del supermercado. Atrás quedó una fila de personas con productos en las manos. Me dio la impresión de que ya se estaban haciendose amigos. Al llegar a casa, dejé el frasco de miel en la cocina y subí a terminar de ver una película alemana que me prestaron. Cine estructural alemán, sonido ambiente, largas tomas del mar, largas miradas, todo es largo, sumamente interpretativo y metafórico.
Esta mañana me levanté saboreandome. Imaginando unas tostadas de marraqueta con miel. Bajé la escalera apuradamente a poner el hervidor. Tosté pan, pero la miel no está por ningún lado, he dado vuelta toda la cocina en busca del frasquito. Obligado a echarle mantequilla, la miel es un misterio, cuando había gente en la casa era fácil dar con las cosas, ahora que estoy solo, todo se pierde. Incluso siento como que yo estoy perdido algunas veces. Los días al parecer son más cortos, tengo la impresión de que ando descontinuado. Sin embargo, no he abandonado mi empresa literaria, continúo garrapateando frases, leyendo biografías, avanzando una novela. La cosa se ve que cunde un poco. Hoy he tratado de imaginarme una estructura rígida para montarla de fondo a un argumento inexistente, pero que confío dará fruto. La estructura, que no tiene nada todavía, trata de una historia que aún no tiene vida (literaria), pero pretende ser parte de otra historia más extensa que tengo que inventar. Los personajes, aún no creados claro, deberán incorporarse en dos historias a la vez, y alternandose en diálogos saltados de cada historia. La trama sucede en un lugar que aún no invento, y que será el ambiente de las dos historias inexistentes. Estoy optimista, eso es lo que sé por el momento, con certeza.

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