Sueños
Anoche soñé que me asaltaban. Un largo cuchillo brillante y filoso, aparentemente sin mango, aparecía saludando entre las ropas de mi atacante. Un largo corte superficial a modo de castigo por no llevar ni un peso encima, ni reloj, ni celular, trazó una línea perfecta en mi brazo, que luego chorreó un hilo de sangre. Mientras le veía alejarse al hombre, soñaba, que pensaba, que me acordaba, la forma infame de morir del apoderado Josef K. en El proceso.
Hoy en la mañana esperaba pacientemente la micro. De pronto me quedé absorto en una piedra grande que descansaba en uno de los asientos del paradero. La tomé y esperé escrutando todas las bocacalles que confluían hacia donde yo estaba. Sentí una mano en mi espalda, el corazón me dio un vuelco. Desperté sudando en mi cama, con el control remoto en la mano. Oí una voz que me decía: Son las 6 A.M.
Hoy en la mañana esperaba pacientemente la micro. De pronto me quedé absorto en una piedra grande que descansaba en uno de los asientos del paradero. La tomé y esperé escrutando todas las bocacalles que confluían hacia donde yo estaba. Sentí una mano en mi espalda, el corazón me dio un vuelco. Desperté sudando en mi cama, con el control remoto en la mano. Oí una voz que me decía: Son las 6 A.M.
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