Thursday, August 03, 2006

Futúro, Sin Conciencia, Sin Futúro.

Entre la maleza, ahí entre los árboles, si caminas lentamente, saboreando las moras enlutadas por su magnifico deceso, acabando de ser frutas, enrojeciendo la lengua a cada abrazo de paladares. Y si piensas que ya no es la tierra la que te acoge, ni es el suelo el que soporta tu peso, tu dimensión, tu arbolaridad de hombre se irá disipando, perdiendose entre los bordes que rodean lo que llamamos real. La fruta ya no está en tu boca, ya no hay algo vivo en todo esto. Ya te has ido por otro camino, ya transitas otro mundo, despojado de despojos, ya sin nada encima, pensando que ya no eres de acá, que las raices que tuviste se pulverizan como flores en ácido, dejando un leve olor a azufre, a carne chamuscada. Entonces, sólo entonces, el sin sentido se apropiará de tu espacio, de la tierra, del vacío de tu ser.
El gran astro se ve pálido, y el dia esta “oscuro”. Los bordes del bosque-parque son pequeños muros color crema, tán fácil es saltarlos, tán fácil es entrar en ellos, un pequeño brinco a la parte inferior del bloque de cemento, luego se pasa un pie, luego el otro, y ya está. Pero nadie se atreve, dicen que adentrarse en este sitio no es buena idea, que al alcanzar los primeros follajes de los eucaliptus se entra en otro mundo, poco soportable, difícil de resistir. Claro que eso lo dicen quienes no se atreven a cruzar, lo cual hace de estas afirmaciones, vagas de por si, muy poco creíbles, inverosímiles, pero claro, la vaguedad y la inverosimilitud son adjetivos que hacen dudar a esta misma gente, quienes sin haberse sentido nunca ebrios de irrealidad, se reafirman en una instancia “objetiva”, que lejos de haberles hecho sentir que la vida tiene “sentido”, les ha atontado, y este entontamiento según algunos, ha sido desde un principio instintivo, otros han ido más lejos, al afirmar que es una situación de voluntad. Lo uno, lo otro, ambas posturas develan una constatación empírica, de que claramente “no cruzan hacia el bosque-parque sencillamente porque dicen que lo conocen”, lo cual no es cierto, no lo conocen, ni se adentran, por miedo a que lo que creen conocer, no es conocido por ellos, ni tampoco soportado, aunque esto último parece un contrasentido. En efecto, para soportar algo hay que estarlo viviendo, verse impregnado por determinada fuerza u acción sobre nosotros, para sopesar nuestra resistencia hacia el objeto. Mirado desde esta perspectiva, se puede decir que tienen una hipótesis sobre el bosque-parque. La palabra hipótesis a esta altura puede ser fácilmente trocada para el común de los mortales en su sinónimo ordinario: "Creencia”.
Esta palabra trae nuevas complicaciones, porque si se piensa en la irrealidad, estática, sin leyes, abierta, libre de encasillamientos y prejuicios, notaremos que la creencia no esta completamente excluída, si bien representa una tentativa hacia una certeza, ésta puede “vivir en lo irreal”. ¿Cómo así? Simple, lo irreal abarca lo real, la realidad esta contenida en la irrealidad. Se puede creer en el mundo imaginario, pero éste verbo no es condición para la existencia no-existencia de lo-irreal. De este modo, se puede persuadir al lector de que el bosque es seguro, es doblemente seguro. Y, sin embargo, los hechos demuestran algo muy distinto. Casi nadie habita en el bosque-parque, la mayoría no se aventura, una minoría relativa supone haber estado ahí, pero objetivamente esto no es verdad en absoluto, si bien se puede decir que han tenido un pasar por el B-P, pero este “pasar” en ningun caso ha sido efectivo, esto porque fisicamente el cuerpo de esta supuesta minoría, en un sentido físico, no ha traspasado ni un milímetro al B-P, más bien parece que han transitado espiritualmente, siendo esto técnica y fácticamente imposible. Si se asume una presencia espiritual, esto no quiere decir que se “han hecho” de esta irrealidad, por lo tanto afirmar desde la realidad su presencia espiritual en el B-P, sería una declaración absolutamente falta de sentido. No hay aquí una dialéctica propiamente tal, se puede afirmar presencia espiritual o creencia desde la irrealidad hacia la realidad, pero no a la inversa.
Algunos han renegado el miedo hacia el B-P, argumentando su “no entrada” a motivos que se relacionan con el “retorno”, o en el mejor de los casos con un “transito permanente” entre estas dos formas. Es importante consignar que quienes sostienen este juicio, pertenecen a una minoría un poco más pequeña que los “viajanticos”, es decir, queines concluyen su presencia de “pasada” o de espiritu. La mayoría de los comúnes llama “esceptizantes-temientes” o E-T, a quienes no se animan al B-P por temor al No-retorno. Aquí es necesario dejar bien en claro, que lamentablemente no hay indicios claros en este sentido acerca de un retorno efectivo. Esto pesa a la hora de explicarse el alto porcentaje de seres que no se introducen al B-P, y, sin embargo, es notabilísimo constatar cómo los “enajelisiados”, es decir, la mayoría, utiliza a su propio beneficio el sentido común, la creencia, la espiritualidad, para afirmar y reafirmar sus posturas, pero esto no necesariamente implica para ellos “apartar” concepciones como la lógica o la ciencia, para fortalecer o reivindicar nuevamente otras posturas, las cuales pueden ser inmensa o abismantemente contrarias a afirmaciones anteriores. No es la contrariedad de las concepciones lo notable, sino el significado psicológico que implica “hacerse” de concepciones radicalmente distintas, y epistemológicamente casi excluyentes. La pregunta que salta a la mente es: ¿Cómo es posible que pueda habitar en un ser esta dualidad práctica? Y es necesario y practicamente obligatorio plantearlo así, puesto que no hay entidades ni instituciones que de algún modo hayan levantado perspectivas o escuelas para este asunto. Es una situación que domina en casi todos los seres, pero que al parecer no necesita tener respuestas colectivas. No se pretende politizar el tema, pero no se puede dejar de lado las supuestas “enfermedades” que han azotado en la tierra en los últimos 20 sextaminuendos. Pestes que han barrido con casi dos familias polifílicas del planeta. Dato no menor, sin embargo, y por razones que no vale la pena enunciar aquí, dejaremos.
Se decía, y con cierta razón, que los seres están de algun modo dualizados. La totalidad de argumentos a favor de no cruzar al B-P son empleado para este fin.Otro tema relativo al B-P es interesante amasarlo un poco. La entrada a esta “forma” de vida, es completamente voluntaria. No hay guardias en sus fronteras, el muro para atravesar al B-P es pequeño. Algunos, los más “osados”, poquísimos por cierto, han llegado al pie del muro. Su testimonio no ha sido saludable para quienes lo han escuchado directamente de aquellos seres. Claro, el relato que se ha leído, mediante panfletos clandestinos, es, por decir lo menos, un verdadero disparate. Las versiones de estas aventuras dadas por ciertos seres se parecen increiblemente. Señalan que al llegar al muro, se ven al comienzo de la espesura de los árboles, hombres, conversan animadamente, sus bocas son profundamente rojas, mastican algo, ríen, sus apariencias a lo lejos, mil sextivos más o menos, es de hombres jóvenes, adolescentes. Pero esto, ya de sí extremadamente fantástico, se transforma en un relato horroroso. Los hombres en menos de un segundo están frente a frente al visitante, sus rostros están ya envejecidos, arrugas carnosas se hacen visibles en sus narices, su aliento es a fruta podrida, no mastican, más bien ablandan una fruta negrusca y viscoza con sus encías, ya sin dientes. Sus trajes rebozan pulgas en el cuello, y saltan de hombre a hombre, intercambiando liquido rojo oscuro de ellos. Estos son pálidos, sus ropas, en contraste con lo pérfido de su aspecto, es de limpieza extrema, caras gordas, papadas que descansan en cuellos de camisas finas y blancas, inmaculadas. Estos hombres invitan al visitante cordialmente a sumarse a la población del B-P. Su invitación es simplemente con ademánes, ni una sola sílaba pronuncian, más bien se les percibe un zumbido leve, como de abejas furiosas. El sonido, el sonido del zumbido es algo insoportable, y que ha llevado a varios hombres derechamente a la locura, a la insanidad. Si el lector observa cuidadosamente el hospital de su cuadrante, notará un misterioso edificio pardo que se alza tras el hospital. Muchos seres en convalescencia, por las noches han visto extraños destellos desde ahí, fuerte olor a azufre, y finalmente gritos, alaridos de niño.
Sobre lo primero poco puede decirse, nadie en un millón de renuedos ha visto gente en el B-P. Lo segundo, pueden ser simplemente habladurías de algunos seres aburridos de su realidad, ávidos de irrealidad, pero sin valor para decidirse. Se menciona sólo de paso y en forma trivial una anécdota oída hoy mismo en el convoy, se adjunta aquí como nota de humor.
“El ser humano se quiere morir, pero le teme a la muerte. No se ha permitido el estudio a fondo en torno al orígen, al momento, al lugar en el cual pudo empezar a desarrollar este instinto, por ahora es tímido, casi no se le puede llamar instinto aún, pero hay algo que sin duda se está incubando en la mente del ser. El Estado otrora tan odiado, por acusarsele de impedir la emancipación del ser, no ha cambiado su postura, ahora está encargado de reprimir la muerte. Pero el ser, dentro de pocas microsexias, se levantará nuevamente contra el Estado, florecerán las banderas negras, germinará la lucha por la muerte, justificada en el sacrificio del hombre, por el resto de los seres vivos, mucho más dignos y merecedores de lo poco y nada que queda”
Fin
(Carcajada, risa, seriedad, y finalmente: VERGUENZA)
"Ya no hay más monos, no existen. Si nos estamos extinguiendo nosotros y nuestro planeta, de los monos ni hablar. Pero, si es que llegan, llegan con todo, y yo los voy a ayudar."
"El ser humano es un bicho feo, malo, y para peor piensa más que los animales..."
LUCA PRODAN

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