Tuesday, August 15, 2006

Diario de un Desesperado V

Hoy día pensé que si no podía llegar a concretar algo en el papel, la solución sería tratar de salir a vivirlo, en vez de escribirlo. En principio la idea me pareció estúpida, ociosa, sin fin, pero tras varios minutos de meditarlo mientras tomaba un café, realmente me hizo gracia. Tomé una chaqueta y salí a la calle sin destino. El día estaba amenazante, a punto de llover. Creo que me habría arrepentido de salir si hubiera estado soleado, bonito y con pajarillos cantando, quizás por tener el prejuicio de que "lo bueno cuesta" o algo así. "Ya en la calle, la gran avenida se me presentaba triste, los autos rasgaban la llovizna dominical..." Escribo en cursiva esto, porque la verdad quise anotarlo en mi libreta, me detuve en una esquina donde había una especie de banquillo. Aparatosamente saqué de la mochila un lápiz y un block de notas, estaba presto a escribir la primera línea, cuando me di cuenta de que estaba yo mismo conspirando contra el plan que había trazado cinco minutos atrás. No se porqué me entró una bronca, una calentura. A punto estuve de tirar el block y el lápiz lejos, no lo hice, más bien me avergoncé cuando levanté la vista y vi dos señoras que me miraban. Ligeramente turbado tomé aire, y continué caminando hacia el norte (sin norte). "Hay que tener mucho cuidado con lo que se escribe" ¿por qué? Me pregunto. "Porque te puede ocurrir" Mala suerte, muy mala suerte, de todos modos supongo que si pudiera escribir algo, sería inofensivo. Debo reconocer, en todo caso, que me gusta la idea de escribir motivado por saber a donde me pueden llevar las historias, es decir, que el principio no tenga nada que ver con el fin, la idea esta no es mía, ninguna idea es mía. Sigo avanzando por la avenida, de pronto me detengo porque creo que estoy haciendo algo que carece - por donde se le mire - de sentido. ¿Y que tiene hueón? Me digo. "El sin sentido te rodea, te acecha desde las trincheras húmedas y férreas de la razón" Esa es una frase desalentadora, pero que a la vez invita a combatir contra los enemigos de la Literatura. Sería bueno alistarse en el ejército de la Literatura, aunque me presentaría avergonzadísimo. ¿Ha usted escrito? Me preguntaría... ¿quién podría ser el reclutador?...me estoy inclinando seriamente por Armando Uribe, pero Uribe, en realidad lo situaría más bien como uno de los Generales importantes, tomando decisiones tácticas frente a un mapa militar inexistente, cigarrillo en la comisura, asistiendo a momentos historico-ficticios decisivos, y llorando en silencio la futura derrota inminente de nuestro frente. "Contra Praga nunca han podido, contra Praga no podrán jamás" escribe Enrique en "El mal de Montano", palabras que en lo personal me parecen muy significativas y que conciernen claramente a la gran admiración que el escritor catalán siente por Franz Kafka.

He salido a la calle un domingo de "casi" lluvia, y he terminado a dos cuadras de la casa hablando de no sé qué guerra, empapándome lentamente, sin conseguir (por cierto) poder hilvanar algo, sin poder realizar nada. Hundiendo día a día el deseo de escribir una novela aguda, de corrido y sin faltas de ortografía.

Me pregunto si escribir algo, y luego quemarlo es escribir. Porque si se trata de vivirlo, sería como no escribirlo, aunque aquí simplemente estoy transcribiendo otro día de fracaso. Cuando realmente escriba algo no lo voy a quemar, lo voy a dejar oculto en alguna parte de mi pieza y voy a pensar que lo publiqué, por lo tanto estaré de por vida esperando la llamada de mi editor. Una soberana payasada, aunque a estas alturas todo es una payasada, sobre todo los domingos, cuando dedico todo el día a pensar en mí imposibilidad de escribir. Por lo menos aún pienso- pienso.Llegando a la esquina de no sé dónde, vuelvo a creer en vivir lo "nunca escrito" y pasar a la Historia con la mejor vivencia no escrita. Tiene gracia ¿o no? Pero la cosa no es fácil, quizá ni sea recomendable intentarlo, abdicar de escribir me sabe a suicidio, suicidio por lo no-hecho, por lo no-realizado, pero si vivido. Y vivir es algo involuntario al principio, voluntario y no-voluntario durante la vida, y finalmente obligado. Suena a pauteado, y yo no quiero dominar, ni menos que me dominen.
Deshago mi andar, vuelvo nuevamente a casa, pensando que la Literatura me domina. Sigo siendo Nada, pero igual sonrío.
Ahora ando pensando en cómo mantener conectada una historia. Que historia pelmazo, me digo. Aún no he comenzado nada, me han recomendado comprarme algún un libro que tenga un título más o menos así: ¿Cómo escribir?. ¿Cómo comenzar una novela?. Títulos que sencillamente me dan terror. Dicen que esos libros conllevan a la parálisis total y definitiva de un principiante. La otra vez, leyendo "París no se acaba nunca" anoté una lista tópica para escribir, y que se le recomendaba al escritor primerizo. Transcribo esta lista por si las moscas, a mí me sugiere más oscuridad que claridad: Problemas de estructura; Unidad y armonía; Trama e historia; Factor tiempo; Efectos textuales; Verosimilitud; Técnica narrativa; Personajes; Escenarios; Estilo; Experiencia y Registro lingüístico.

Con el "registro lingüístico" se abrumó completamente quien recibió esta listita en un papelito, entregado ni más ni menos que por Margarite Duras. "Escribir es intentar saber qué escribiríamos si escribiéramos" dice ella, más enigmática todavía que aquella lista. De todos modos, si yo recibiera aquella lista me espantaría más todavía con la "verosimilitud" Quién se halla viviendo y sintiéndose inverosímil, lo más probable es que entre en una contradicción espantosa. A mi no me importa que me traten de inverosímil, de hecho, me siento halagado. Volviendo a la conexión de las historias, cito una frase de Flaubert, de las cartas que mantuvo con no sé quién acerca de la unidad y armonía, "Que los párrafos se comuniquen entre ellos". Interesante, pero no muy esclarecedor. Para hacer que los párrafos se comuniquen no es necesario (supongo) que encierren la misma idea. Me da la impresión de que hay que colgarse de alguna frase, para continuar por otros derroteros. Qué fácil es hacer teoría ¿no?. Como en todas las cosas, pero llegado el momento de la realización "todo" se me vuelve cuesta arriba.
Entro en estas cavilaciones a mediados de la tarde, frente al departamento de una amiga, todavía no entré al recinto, como no tengo llave (obvio) espero que entre o salga alguien, y me digo a mí mismo: ¿Qué será mejor?, ¿Entro cuando alguien vaya entrando o mejor cuando alguien abandone el edificio? Me persigo, soy un desconocido, tengo una barba poco acorde para mi edad, pienso. "Este debe ser una vago, espiando las costumbres del recinto" Con la mirada como que me disculpo por estar ahí. Filo, me cuelo como jabón cuando entra un loco a dejar un gas con un carrito. "Este no me va a preguntar nada" Entro. Ahora si que estoy perseguido. Para colmo no me acuerdo del piso donde vive mi amiga, la conozco hace ya varios meses, pero nunca he ido a su casa.
Esta situación me recuerda que es necesario que los párrafos se comuniquen. Hago un esfuerzo supremo e invento a mi amiga entrando al recinto, con una jardinera estilo hi-ho, dejando entrever en la cintura unos interiores delgaditos que me sonríen, con una polerita corta que le da un toque sensual al bulto de su pecho, y que a mí me genera casi mecánicamente otro bulto.
Qué horrible, Flaubert se debe estar revolcando en su tumba. He fracasado nuevamente, un intento absolutamente insípido por comunicar párrafos. No importa, continúo adelante. Hay que atreverse al fracaso. Tal ves la sumatoria de muchos fracasos se convierta en el futuro en un triunfo rotundo, amplio e incondicional, o puede que sea el fracaso más grande de la historia. Creo más en lo primero, pero si lo acepto como máxima, el fracaso será "de una", completo y sin vuelta atrás.

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