Tuesday, August 01, 2006

Malditos sean

Y se hacen llamar los iluminados, los cruzados por la verdadera fe, los escogidos, los clarividentes, los competentes, los directores. Y después dijeron esto es mío, y esto, y esto. Y no se contentaron ahí, no, no. Esta “verdad” es la verdad, y no hay otra. Y siguieron las tragedias, y siguen las tragedias. ¿Y ahora que quieren? Ya nos tienen dominados, como caballos, peones, torres.

Gloriosas, gloriosas naciones, de verdad, cuyo único, pequeño, ínfimo, minúsculo e insignificante problema, radica en donde van a enterrar todos los cadaveres que han tendido. Ahí los dejo, a la espera de que alguien les diga “que es un problema”. Yo por mientras me quedo aquí, sorbiendo un té nocturno, supremo, viendo en la tele como desentierran vidas cortitas, con polvo de metralla, de bombas, que se extinguieron, que duraron poquito, un suspiro, un poco de leche materna, que no supieron de nada ni de nadie.

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