Tuesday, August 29, 2006

Diario de un Desesperado XII

Hace alrededor de dos meses atrás, yendo en micro hacia el centro, tuve la impresión de ver en la portada de una revista en un kiosko, nada más y nada menos que a Enrique Vila-matas. En el centro me esperaba una amiga que no veía de hace aproximadamente cinco años. Quedamos en ir a visitar la nueva cineteca que se encuentra a los pies de la Moneda. Al salir decidimos ir a tomar una cerveza a una cantina muy conocida en Mapocho. Mientras nos bebíamos la segunda cerveza le comenté sobre el asunto de la portada de la revista, ella me miró con ojos un poco misteriosos, me indicó su mejilla, luego se inclinó sobre mí y me dijo “no te muevas”. Hice caso, me sentía un poco avergonzado, sentía que nos miraban. Nuevamente ella volvió a su posición, y así como si nada ocurriere me dijo que podríamos recorrer el centro en busca de la revista. Asentí, acabamos nuestros vasos y salimos. Lo cierto es que en todo el cuadrante llamado centro no pudimos encontrar la revista, mi amiga reía ante mi estúpida impotencia, avanzabamos diez pasos y atacábamos con miradas todos los perfíles de lo horribles kioskos del centro. Al llegar a la esquina de H con C me pareció verlo, nos acercámos. Lentamente lo que me pareció ver en un principio, se fue transformando en “otro” totalmente distinto, o quizás parecido (de aspecto). Frente a frente mío me encontré en la portada de la misma revista a Vitold Gombrowicz. Esto es un malentendido que no alcanzo a entender, pero que goza por otra parte, de una extrema y extraña similitud y belleza.
Compré la revista, Gisselle aprovechó de comentarme que había leído algo de Gombrowicz, me detuve y le intorrogué. “Leí Pornografía, un ensayo que llevó a cabo en su juventud, basado en la famosa frase del matemático alemán Ernst Mach, “todo lo que hice no ha servido para nada”. Gombrowicz -me dice Gisselle- sobreutiliza la frase de Mach, quién se refería a la imposibilidad práctica de la matemática que desarrolló toda su vida, y que en sí misma le embelleció y le deslumbró por sus soluciones inútiles. Así, Gombrowicz deja entredicho por una lado la inutilidad de la Matemática y su similitud (casi hermandad) con la Literatura”.Se hizo un “silencio”, estábamos en el centro. Intenté asociar la Literatura a un número, a un entero, una fracción (1,1,1/1).
“Tengo el ensayo en casa, la próxima vez que nos veamos, te lo traigo, pero prometeme no obligarme a andar corriendo por el centro” me dijo Gisselle, envuelta en una nube de humo, dándole un tono gris a sus hermosos ojos azúles. ¿Sabes lo que es causar un efecto? Me preguntó inesperadamente, provocándome un ligero temblor en los párpados. Traté como siempre de poder deducir de alguna manera la súbita pregunta que me hacía. Miré alrededor, nada me sugería relación con la pregunta, volví la vista y nuevamente ella se inclinaba hacia mí, como intentando sacarme la respuesta de los ojos. “Creo que...”-dudaba un poco-, “... es cuando hacemos algo que alterará el ambiente, o el curso de la vida, o de las cosas” concluí tímida y torpemente como de costumbre. “Fíjate en unas notas explicativas que hay en un libro de obras completas de E.A. Poe, específicamente las notas que anteceden a su célebre poema “El Cuervo” dijo finalmente.Tomé nota de esto mientras la veía desaparecer por las escaleras del metro Santa Lucía, extraordinariamente niña, pero dotada de aire de misterio mezclado con esa categoría tan escasa -en estos días- de “lectora empedernida”.
Hago referencia a este episodio porque hoy mismo, me dirigía a un kiosko por cigarrilos y he encontrado la revista con la portada de Vila-matas. El señor del kiosko, muy amablemente me dijo que quedaban algunos ejemplares que no se vendían, y que “no faltaba” quien se interesara por ellos. La revista era de Enero y estaba un poco amarillenta. Me la dejó a mitad de precio. Tomé el transantiago y durante todo el trayecto me sumergí en una interesante entrevista que le hicieron en Argentina. Transcribo un pedazo que creo tiene por casualidad relación con la pregunta que me hizo Gisselle y el libro de Poe que me sugirió:
Entrevistador: En Bartleby habla de una “moral de la forma”. ¿Qué sería lo moralmente “incorrecto” en la escritura?
E. Vila-matas: Pienso que toda obra está fundada sobre la nada, que un texto para tener validez debe abrir nuevos caminos, debe tratar de decir lo que aún no se ha dicho. En una descripción bien hecha, aunque sea obsena, hay algo moral: la voluntad de decir la verdad. Yo creo que cuando se usa el lenguaje simplemente para obtener un efecto, para no ir más allá de lo que nos está permitido, se incurre paradógicamente en un acto inmoral. Hay una búsqueda ética en la lucha por crear nuevas formas.
Leí las notas que adjuntó E. A. Poe a su poema El Cuervo. Lo que deja bien claro Poe es que no fue un acto divíno el que le llevó a componer el poema, y que a diferencia de ciertos escritores recelosos de sus sistemas creativos, es un proceso que perfectamente se le pueden atribuír como inherentes, conceptos como la lógica o la coherencia de un sistema. Y que este sistema puede ser descrito paso a paso y con una precisión “matemática”. Además agrega –lo que me parece significativo- es que el escritor siempre debe tener en cuenta el desenlace de su historia si quiere causar determinado efecto. Por lo tanto, siempre habrán preconcepciones en la mente de quien escribe, “antes de atacar el papel”.
Hoy pretendo hacer una trabazón entre la Causalidad, las Matemáticas, y la Nada.

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